Cuatro tipos de entrevista de trabajo a los que te podrías enfrentar

Entrevista de trabajo
CEDIDA
Actualizado: martes, 1 marzo 2016 8:43

MADRID, 1 Mar. (EDIZIONES) -

Enfrentarse a una entrevista de trabajo no es fácil. Los nervios pueden aflorar en cualquier momento y la posibilidad de cometer un fallo grave siempre está latente a pesar de que el candidato sea óptimo para el puesto.

Por eso, lo mejor es estar preparado para todo. Es importante preparar las respuestas a las preguntas más recurrentes, analizar bien qué imagen se quiere vender de uno mismo para tratar de fortalecer los aspectos en los que se tiene mayor potencial y estudiar a fondo la empresa antes de presentarse.

Pero una vez se inicia la entrevista empieza el momento crucial. Puede que las preguntas no sean como uno se espera, que el examinador sorprenda con preguntas agresivas, que simplemente parezca una conversación relajada o que se limite a leer un cuestionario y anotar las respuestas.

Las modalidades de entrevista son varias y, para estar preparado para superarlas, hay que conocerlas:

ENTREVISTA ESTRUCTURADA:

Se trata de un interrogatorio preparado. Es un formato rígido que se basa en una serie de preguntas predeterminadas. En este caso, todos los aspirantes al puesto de trabajo deberán responder al mismo cuestionario.

La utilización de esta técnica permite a los entrevistadores evaluar más rápidamente a los aspirantes pero les impide ahondar en cuestiones interesantes a la vez que les facilita el camino para preguntar sobre aspectos personales sin parecer intrusivos o curiosos.

Esta metodología es conveniente para las grandes empresas que necesitan cubrir muchos puestos de trabajo. Sin embargo, puede resultar contraproducente porque tanto entrevistador como entrevistado pueden llegar a sentir que están inmersos en un proceso mecánico.

ENTREVISTA LIBRE:

Se trata de entrevistas con tono de conversación, sin un cuestionario prestablecido. Suele basarse en preguntas abiertas dónde el entrevistador pone más énfasis en el análisis de las impresiones que en el de los hechos.

Este formato, a pesar de ser más cómodo para el aspirante puede tener inconvenientes para el entrevistador, que puede dejarse llevar por la conversación y olvidar temas importantes a tratar. A pesar de ello, es la opción preferida de quienes se dedican a la selección de personal, ya que les ofrece mayor libertad.

ENTREVISTA MIXTA:

Esta opción es una mezcla de las dos anteriores. En este tipo de proceso de selección se intercalan preguntas espontáneas con un cuestionario planificado con anterioridad.

Es la forma más completa de analizar las capacidades de los candidatos, ya que las respuestas a las preguntas preparadas permiten comparar fácilmente a los entrevistados y las espontáneas conocer más sobre ellos.

ENTREVISTA DE PROVOCACIÓN:

Sin duda es la más incómoda de las opciones. En este caso, el entrevistador tratará de incomodar o infringir tensión en el candidato utilizando procedimientos como los largos silencios, interrumpir constantemente al entrevistado o criticar sus opiniones al respecto de ciertos temas.

Este tipo de prueba se suele realizar para aquellos puestos que requieren trabajar bajo presión. A través de estos mecanismos incómodos la empresa pretende cerciorarse de que está contratando a un empleado capaz de solventar situaciones de crisis.

La aplicación de esta técnica debe hacerse con cuidado. Hay que tener en cuenta que la gente puede reaccionar de distintas maneras, y que lo que incomoda a algunos puede dejar fríos a otros. Por eso, no se debe usar con candidatos que antes hayan mostrado signos de desequilibrio emocional.

También es importante respetar los tiempos. La aplicación de técnicas invasivas o algo agresivas desde el inicio de la entrevista impide ver el estado normal del candidato y diferenciar entre su comportamiento cuando está relajado y cuando actúa bajo presión, así como tampoco es recomendable aplicarlo al final, ya que se debe dar la oportunidad al aspirante a recobrarse de la tensión antes de despedirse.