La oposición a los recortes propuestos por Obama comienza dentro de su propio partido

Actualizado: sábado, 9 mayo 2009 15:37


NUEVA YORK, 9 May. (OTR/PRESS) -

Legisladores demócratas han expresado su rotunda negativa a la propuesta del presidente estadounidense, Barack Obama, para recortar 121 programas federales con el objetivo de ahorrar hasta 17.000 millones de dólares (12.700 millones de euros al cambio actual) en los presupuestos de 2010, que ascienden a 3,5 billones de dólares y que prevén un déficit de más de 1,4 billones de dólares.

Capitol Hill se ha convertido en un manojo de nervios en el momento en el que Obama anunció concretamente sus medidas para recortar, o directamente eliminar, estos programas que sólo suponen un 1 por ciento del próximo presupuesto. Este rechazo inicial es sólo el prolegómeno de la dura batalla que le espera al presidente estadounidense dentro de su propio partido a la hora de controlar el gasto público y reducir un déficit proyectado en más de 1,2 billones de dólares para el año que viene.

Esta lista de reducciones, por insignificantes que parezcan, suponen el primer esfuerzo de Obama para redefinir las prioridades establecidas durante la Administración Bush, claramente orientada a la defensa del país y a la seguridad nacional. Más de la mitad de los recortes --8.000 millones de dólares-- proceden de la reducción de 14 programas del Pentágono. Y por primera vez desde 2003, el presupuesto destinará más dinero a la guerra en Afganistán que el que se dedica para el conflicto en Irak.

REACCIONES

Para la senadora demócrata por California, Dianne Feinstein, es inapelable que se mantenga intacto el programa por el que los estados reciben dinero a cambio de encerrar a inmigrantes ilegales, valorado en 400 millones de dólares y que supone, en sí mismo, "una responsabilidad absoluta" de los Gobiernos federales implicados.

El representante por Arkansas, Mike Ross, expresó su rotundo rechazo a "cualquier recorte" en el área de los subsidios agrícolas porque "los granjeros y sus familias dependen de la asistencia federal".

Finalmente, el representante de Nueva York, Maurice Hinchey, prometió obligar a la Casa Blanca a aceptar un nuevo helicóptero presidencial, que de alguna forma se ha convertido en el ejemplo perfecto de los problemas que comportan estos recortes.

Dicho helicóptero es el resultado de un programa valorado en 835 millones de dólares y que da trabajo a casi un millar de personas en el distrito que Henchey representa. Pero Obama, por su parte, ha dicho que ni quiere ni necesita el helicóptero, por lo que ahora la pelota está en el campo del representante neoyorquino. "A ver si podemos salvar el programa", declaraba el representante al diario 'The Washington Post'.

Para el vicepresidente de la ONG Contribuyentes por el Sentido Común, Stephen Ellis, la propuesta de Obama es una verdadera "prueba de liderazgo". En el fondo de la cuestión está la incógnita sobre si "la administración está dispuesta a arriesgar su capital político enfrentándose al Congreso por estos recortes", explica Ellis.

Más que nada porque los legisladores están bastante enamorados de los programas que han ayudado a desarrollar. "Creen que es lo mejor que les ha pasado desde el invento del pan de molde", bromea el experto.

AMBIENTE DE COOPERACIÓN

Pero para la Casa Blanca, todo está yendo bastante sobre ruedas. "Estamos inmersos en un proceso de cooperación con el Congreso", declaraba el director de Presupuestos de la Casa Blanca, Peter Orszag, quien se declaró "especialmente animado" tras las reuniones con los legisladores, a quienes se les ha pedido que muestren iniciativa personal y propongan sus propias medidas de recorte.

La representante Rosa DeLauro, presidenta del subcomité de Apropiaciones a cargo del gasto en agricultura, insinuó que los legisladores podrían terminar reemplazando algunos de los programas de gastos propuestos por Obama, que contiene según sus palabras "algunas ideas preocupantes". No se pronunció explícitamente sobre la respuesta de su subcomité a la proposición de Obama. "Nuestras propuestas pueden ser similares, distintas o completamente nuevas, pero todas están en la misma onda", indicó.

1.500 PÁGINAS DE RECORTES

Los documentos publicados el pasado jueves incluyen un anexo gigantesco en el que aparecen listadas, una por una, las propuestas de Obama para un 40 por ciento del presupuesto controlado por el Congreso. Un tomo entero, separado, recoge aquellos programas señalados para su eliminación.

Dentro de esta reducción, hay que tener en cuenta que el presidente Obama pretende no tanto recortar algunos programas sino redestinar parte del dinero a ámbitos más importantes dentro de su política, y que podrían terminar siendo más efectivos.

Entre los programas afectados, destacan cuatro pertenecientes al departamento de Seguridad Interior, cuyos recortes ascenderían a 90 millones de dólares. También se plantea eliminar nuevos gastos relativos a los sensores avanzados para la detección de bombas nucleares y materiales radiactivos en los puertos estadounidenses, una de las iniciativas más cacareadas de la Administración Bush.

No obstante, estos recortes se verían compensados en un incremento del gasto en políticas de inmigración, también dependientes del Departamento de Seguridad Interior, para acelerar los trámites en los casos de refugiados, peticionarios de asilo y miembros del Ejército de Estados Unidos que solicitan la ciudadanía.

Otro tema social afectado por los recortes es el de las relaciones sexuales entre adolescentes. Obama ha señalado su intención de eliminar dos programas que fomentan la abstinencia sexual y que ascienden a 145 millones de dólares. En su lugar, el presupuesto de la Casa Blanca contempla la adopción de un programa para sensibilizar sobre el embarazo adolescente.

En el ámbito de la educación, Obama desea condensar tres programas de becas no competitivas en un sólo programa de becas por oposición. En ambos casos, el coste es el mismo: 37 millones de dólares. Pero el programa doméstico de mayor envergadura que la Casa Blanca planea recortar es el llamado Programa Federal de Préstamos para la Educación Familiar, donde el Gobierno pretende acabar con la financiación privada y destinar ellos mismos el dinero, ahorrando 4.000 millones de dólares en este sentido.