El precio de los cereales y la falta de regulación obligan a cerrar temporalmente la planta de bioetanol de Salamanca

Actualizado: domingo, 23 septiembre 2007 19:19

MADRID, 23 Sep. (EUROPA PRESS) -

La empresa Biocarburantes de Castilla y León, sociedad conjunta al 50% entre Ebro Puleva y Abengoa Bioenergía, ha decidido paralizar temporalmente la producción de bioetanol en su planta ubicada en Babilafuente (Salamanca) dada la incertidumbre regulatoria existente en España respecto a su uso y la subida del precio de los cereales, según informó hoy Abengoa en un comunicado.

Esta planta, cuya construcción comenzó en 2003, fue diseñada para producir bioetanol destinado a su mezcla directa con gasolina en el mercado nacional, con el fin de cumplir con los objetivos de la Directiva Europea sobre fomento del uso de los biocarburantes y con el Plan Nacional de Energías Renovables.

La incertidumbre regulatoria de uso del bioetanol como carburante en España obligó a Biocarburantes de Castilla y León a vender su producción en otros mercados europeos y a soportar un incremento muy sustancial en sus costes logísticos.

A esta situación, se ha unió el fuerte incremento en el precio internacional de los cereales provocado por un aumento mundial de la demanda para uso alimentario de los mismos y las malas cosechas en los países exportadores tradicionales.

Todo ello, junto a los precios del bioetanol que no se corresponden ni con dicha subida de la materia prima ni con el precio equivalente del barril de petróleo, impidió a la planta competir en el mercado y, en consecuencia, mantener operativa su planta en Salamanca.

Recientemente el Gobierno impulsó una Ley que fija la obligación legal de uso de los biocarburantes, que fue aprobada por el Parlamento, y se encuentra en proceso de revisión por parte de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) un proyecto de Orden Ministerial que desarrolla el marco legislativo de incorporación obligatoria de los biocarburantes y su mezcla con los de origen fósil.

Su aprobación final permitirá el desarrollo de esta industria en España, lo que podría traducirse en la sustitución de carburantes de origen fósil con la consiguiente reducción de las emisiones de CO2 en el sector del transporte, la creación y fijación de miles de puestos de trabajo en áreas rurales, la mejora sustancial de la balanza de pagos y la reducción de la dependencia energética exterior.