MADRID, 16 Abr. (EUROPA PRESS) -
La duración de la nube de polvo volcánico procedente de Islandia es "imprevisible", puesto que dependerá de las circunstancias meteorológicas, como el viento, y de la evolución de la propia erupción del volcán, según explicó hoy el coordinador de inspección de seguridad aérea de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), José Luis Lozano, en declaraciones a RNE recogidas por Europa Press.
Por ello, es necesario emplear las redes de información meteorológica repartidas por todo el mundo para "controlar la evolución de la nube", que podría tanto disiparse como mantener en determinados lugares, lo que obligaría a mantener las restricciones de vuelos.
Lozano incidió en que se trata de una "situación excepcional", dado que se ha generalizado la presencia de nubes de ceniza "en un área muy amplia", lo que ha obligado a tomar medidas "más allá de lo normal" que han derivado en la cancelación de vuelos y cierre de aeropuertos.
Esto se debe a que la presencia de estas nubes es "muy peligrosa", pues las pequeñas partículas procedentes de fragmentos de roca se acumulan en el interior de los motores, lo que "produce una degradación en su funcionamiento que puede llegar incluso a provocar su parada", circunstancia que se daría "en todos los motores del avión a la vez".
Según explicó, ya se han dado con anterioridad casos de aeronaves con paradas en los motores por este motivo, "con la consiguiente inseguridad que ello provoca".
El mantenimiento de la nube de polvo podría obligar hoy a cancelar cerca de 80 vuelos entre Madrid-Barajas y diversos aeropuertos del Norte de Europa, mientras que en Barcelona-El Prat ya se han cancelado 24 vuelos de salida hacia destinos como Londres, París, Dublín, Frankfurt o Copenhague.
