Publicado 28/07/2019 13:04

Una medida de eficiencia energética permite a agricultores de Funes ahorrar casi medio millón en la factura eléctrica

PAMPLONA, 28 Jul. (EUROPA PRESS) -

Un proyecto de eficiencia energética liderado por el Instituto Navarro de Tecnologías e Infraestructuras Agroalimentarias (Intia) y financiado por la participación público-privada ha permitido que la balsa que abastece al regadío de la zona de Funes se llene por presión natural a través del ramal Arga que transporta aguas del Canal de Navarra, sin necesidad de bombeo.

Desde el pasado 15 de julio, los agricultores usuarios del regadío de El Raso y Las Suertes de Funes han comprobado cómo la conexión al Canal de Navarra les va a permitir deshacerse de una factura eléctrica anual de unos 450.000 euros (en concreto en 2017 fue de 461.345,94 euros y en 2018 de 439.133,63 euros).

Desde esa fecha, la balsa que abastece al regadío ya se está llenando por presión natural a través del llamado ramal Arga que transporta, sin necesidad de bombeos, aguas provenientes del Canal de Navarra.

Hasta ahora, era una estación de bombeo la que salvaba los 200 metros de elevación desde la confluencia de los ríos Arga y Aragón hasta el monte donde se localiza la zona regada, gastando cada año más de 3,5 millones de kWh, que equivalen a unas 767 toneladas de CO2 y que suponía un coste en la factura eléctrica de unos 450.000 euros anuales.

Intia ha explicado en una nota que la rentabilidad de los cultivos que se producen en las 802 hectáreas del regadío ha permitido a los agricultores de la zona ir pagando durante los últimos 17 años la factura eléctrica que se generaba.

Los cultivos, según los datos recabados por Intia, son en orden de magnitud: bróculi, espinacas, guisante, maíz grano, maíz dulce, tomate, patata, trigos, pimientos, habas, cebada, pasto, viña, cerezos, espárragos, alubias verdes, coles de bruselas, zanahorias, pacharán, coliflor, perales y calabacín.

En términos de eficiencia energética, la medida supone la desaparición a partir de este momento de 13.000 toneladas de emisiones CO2 asociadas al consumo de la energía eléctrica consumida en los últimos 17 años.

Para acometerla, la Administración navarra ha realizado un esfuerzo inversor vía participación público-privada en el que han colaborado Bruselas y su Banco Europeo de Inversiones, que han asumido una parte de la financiación del proyecto.