Actualizado 15/10/2010 19:20

El Papa pide a los Estados que "den prioridad" a garantizar que haya suficientes alimentos y el acceso a ellos


MADRID, 15 Oct. (EUROPA PRESS) -

El Papa Benedicto XVI ha pedido a los Estados que "den prioridad" al objetivo de garantizar que haya suficientes alimentos así como el acceso a ellos, poniendo en marcha "todos los recursos e infraestructuras necesarios para sostener la producción y distribución" necesaria para cumplir con el derecho a la alimentación.

Con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Alimentación, este sábado, el Santo Padre ha enviado un mensaje al director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Jacques Diouf, y le ha recordado su tarea de "proponer iniciativas particulares que involucren a sus Estados miembros para responder a la creciente demanda de alimentos".

"El tema de la Jornada Mundial de la Alimentación de este año, 'Unidos contra el Hambre' recuerda oportunamente que todos tienen que asumir el compromiso de dar al sector agrícola la importancia adecuada. Todo el mundo, desde los individuos a las organizaciones de la sociedad civil, los Estados y las instituciones internacionales- tiene que dar prioridad a uno de los objetivos más urgentes para la familia humana: la libertad del hambre", ha señalado el Pontífice.

En este sentido, ha apuntado que, si la comunidad internacional quiere estar verdaderamente unida contra el hambre, la pobreza debe superarse a través de "un desarrollo humano auténtico, basado en la idea de la persona como una unidad de cuerpo, alma y espíritu".

Por ello, ha lamentado que hoy en día hay "una tendencia a limitar la visión del desarrollo a la de satisfacer las necesidades materiales de la persona, especialmente a través del acceso a la tecnología". Sin embargo, a su juicio, el "verdadero desarrollo" no se establece en función de lo que una persona tiene, sino que debe abarcar "valores superiores" como la fraternidad, la solidaridad y el bien común.

Finalmente, ha insistido en el papel de las naciones en la lucha contra el hambre y ha remarcado que "están llamadas a dar y recibir en proporción a sus necesidades efectivas, en razón a la urgente necesidad moral de una renovada solidaridad, especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados".

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