Actualizado 03/03/2010 08:43

El terremoto en Chile deja 795 muertos, dos millones de damnificados y medio millón de casas destruidas

Terremoto en Chile
Reuters

El país intenta volver a la normalidad bajo un férreo control militar


SANTIAGO, 3 Mar. (Especial para EUROPA PRESS, Claudia Riquelme) -

Chile intentó este martes volver lentamente la normalidad en medio de los devastadores efectos del terremoto de 8,8 grados Richter que afectó el pasado sábado a la zona centro-sur y que ha dejado unos 795 muertos, cientos de desaparecidos y una cifra aún no determinada de daños materiales.

La jornada estuvo marcada por el férreo control militar que ejercen más de 11.000 miembros del Ejército que vigilan armados las ciudades afectadas por el seísmo, donde sólo un toque de queda de 18 horas ha impedido que siguieran ocurriendo saqueos a los comercios, los que ha incluido incendios intencionales y que hicieron que el temor a un nuevo terremoto pasara a un segundo plano ante la incertidumbre de los sobrevivientes a los actos delictivos.

La llegada de ayuda internacional marcó este martes la actividad de la presidenta Michelle Bachelet, quien recibió el apoyo directo de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y del presidente de Perú, Alan García. Este último hizo un alto en la compleja relación que ha sostenido con Chile durante los últimos meses por la demanda marítima ante Corte Internacional de Justicia (CIJ), y viajó a Santiago para entregar personalmente la ayuda humanitaria que incluyó un hospital de campaña, 21 médicos y otros pertrechos.

Clinton, por su parte, trajo teléfonos satélite y anunció otra partida de importante ayuda médica y tecnológica, al tiempo que homenajeó la fortaleza del pueblo chileno ante la tragedia.

Asimismo, el ministro de Exteriores de Bolivia, David Choquehuanca, llegó a la capital chilena con varias toneladas de agua potable, tras el anuncio del presidente Evo Morales de donar la mitad de su sueldo para los damnificados chilenos.

España, la Unión Europea, Argentina, Japón, Corea y otras naciones anunciaron también su ayuda y se pusieron a disposición del gobierno

chileno para que haga frente a la emergencia desatada por el terremoto que ha sido considerado uno de los seis seísmos más grandes de la historia del mundo.

Bachelet, que tuvo una agotadora jornada entre la recepción de los personeros internacionales y varios viajes a las zonas afectadas por el seísmo, reconoció los gestos de buena voluntad y agradeció los aportes a nombre de los chilenos afectados.

Mientras los equipos de rescate remueven escombros en las zonas que sufrieron el mayor rigor del terremoto, Bachelet confirmó que la cifra de muertos llegó a 795 y que aumentará en las próximas horas, debido al gran número de desaparecidos tras los maremotos que alcanzaron varios poblados pesqueros y balnearios costeros.

EMERGENCIA SANITARIA

Por otra parte, el Gobierno también realizó un balance sanitario. El ministro de sanidad, Álvaro Erazo, confirmó que nueve hospitales chilenos quedaron en el suelo, que las camas hospitalarias que no están operativas son 4.000 y que los heridos llegan a 500, 100 de los cuales están en extrema gravedad. Por ello, la llegada e implementación de los hospitales de campaña que llegarán desde el exterior ha cobrado una gran relevancia.

Bachelet, por su parte, reconoció que los damnificados son dos millones de personas y que las viviendas destruidas suman al menos 500.000 los equipos de rescate luchan contra el tiempo para evacuar los cadáveres que están bajo los escombros y que, debido a las altas temperaturas causadas por las últimas semanas del verano austral, ya empiezan con su natural proceso de descomposición, con el consiguiente peligro para la salud de los sobrevivientes en lugares donde no hay agua potable ni energía eléctrica.

La distribución de alimentos también funcionó mejor durante la jornada. Las cinco millones de raciones de víveres básicos ya comenzaron a llegar a las zonas más alejadas y a los centros urbanos donde las personas duermen en la calle por el miedo a las fuertes réplicas que siguen recordando el gran terremoto del sábado, aunque bajo una estricta vigilancia policial para evitar saqueos.

Los bancos, farmacias, supermercados y otros comercios también comenzaron a normalizar su actividad, así como los servicios básicos como electricidad, agua potable, teléfono, móviles e internet.

DIFERENCIAS

Otro hecho significativo han sido las dificultades que han debido sortear para coexistir en la emergencia el gobierno vigente, que deja el poder el 11 de marzo, y la administración entrante, encabezada por el hasta ahora opositor de derechas Sebastián Piñera.

Y si bien el equipo del mandatario electo bajó su nivel de crítica pública al grupo saliente, Piñera tuvo un mayor protagonismo al ser visitado por Clinton, oportunidad que aprovechó para anunciar que evalúa ampliar el área de catástrofe una vez que llegue a La Moneda, la semana próxima.