Publicado 23/03/2015 17:29

José Luis Casero, presidente de ARHOE: "Un ordenador encendido a deshora no consume sólo energía, también consume vida"

Jose Luis Casero
ARHOE

El presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios (ARHOE), José Luis Casero, repasa en esta entrevista los retos a los que se enfrenta tras asumir la presidencia de la entidad en sustitución de Ignacio Buqueras, que deja el cargo tras 11 años al frente de la institución que fundó, aunque seguirá vinculado a la misma como presidente de honor.

.- ¿Cuáles serán sus principales líneas de actuación?

Espero estar a la altura de las expectativas así como del trabajo realizado por Ignacio Buqueras. Por ello, vamos a seguir el Plan de Actuación aprobado en la Asamblea General celebrada el pasado mes de diciembre, en el que se abogaba por trabajar en el ámbito de los pactos tanto con la sociedad, los partidos políticos y los medios de comunicación.

Además, la optimización, la conciliación de la vida laboral y personal y la corresponsabilidad serán tres aspectos fundamentales. Partiendo de la libertad individual de cada uno, hay que dar herramientas prácticas para que las medidas se puedan poner en funcionamiento, que esta causa justa se plasme en la sociedad de una forma real y que la sociedad recoja este guante que todo el mundo se quiere poner pero para el que falta impulso político.

La Comisión también promoverá, como en años anteriores, una nueva edición del Congreso Nacional de ARHOE así como un evento internacional en el que se abordará la brecha salarial, sin olvidar el concurso infantil '¿Cuánto tiempo tienes para mí?' ya que los niños son uno de los colectivos más afectados por los cambios horarios y la falta de conciliación.

Hay trabajo por delante para que las actuaciones lleguen a la sociedad y que, en función de las circunstancias, cada uno pueda aplicarlo porque no todas las circunstancias son iguales. No se puede pretender que haya una generalidad ni unas reglas rígidas. Hay que adaptar la optimización a cada persona pero lo que no se puede es marcar el ritmo de la gente que depende jerárquicamente de uno por hacer más horas.

.- Una de las pimeras acciones que llevarán a cabo pasa por reclamar que España no cambie la hora el último fin de semana de marzo, con el fin de regresar al huso horario del Meridiano de Greenwich. ¿Por qué es tan importante esta demanda?

Se trata de una antigua reivindicación que reclama estar en armonía con la luz solar y regresar a nuestro posicionamiento natural ya que tenemos un desfase de una hora. Y de este modo en octubre, cuando se cambie de nuevo la hora, ya estaremos en la posición correcta, en el mismo meridiano que Londres.

Podemos ponernos una piedra en el zapato y acostumbrarnos a andar con ella pero no hay necesidad. ¿A quién nos queremos parecer: a los países desarrollados o a los que están en desarrollo? ¿Queremos estar abiertos las 24 horas o queremos trabajar, tener vida y descansar?.

.- ¿Cómo repercuten las excesivas jornadas laborales en la sociedad?

El máximo rendimiento de los trabajadores se produce al inicio del día porque después uno se va cansando. Hay que dar valor a cosas, porque a los políticos y a los grupos empresariales se les llena la boca con aspectos como competitividad, eficiencia e innovación pero no le dan una dimensión práctica real. Alguien que no descansa no puede ser innovador; ser competitivo no es echar más horas, sino ser eficiente. Y luego están los niños, que son los más sensibles con este tema y que no entienden de esto.

En cualquier caso, es imposible generalizar un horario de oficina para todos los segmentos de la población ni todos los sectores, como el del comercio o el sanitario. No todos somos iguales: aplicar principios generales para todos es un problema pero hay un gran núcleo de la población que podría tener ese horario. Es algo complejo y hay que organizar los intereses.

.- ¿Qué papel tienen los medios en la consecución de unos horarios racionales?

Una programación tardía provoca niños cansados y trabajadores también cansados. Se van consiguiendo cosas y por eso estamos trabajando con las cadenas públicas y privadas, aunque el problema es quién da el primera paso y, en este sentido, la pública es la que tiene que predicar con el ejemplo.

También estamos trabajando con cadenas minoritarias que están siendo muy escrupulosas con los horarios racionales porque adelantar el 'prime time' no significa ser menos rentables. Es todo un conjunto: se trata de armonizar que tampoco es fácil. Se dice que España es diferente pero yo no quiero ser singular, quiero ser normal.

.- ¿Qué balance hace del trabajo de ARHOE en algo más de una década?

El hecho de hablar del tema es el primer avance porque si nadie dice nada, aquí no pasa nada y uno se acostumbra a la piedra en el zapato. Si no se ponen estos hechos en valor, nos acostumbramos a situaciones injustas y hay que poner estos temas en la agenda política para que no acaben en un cajón aunque cada vez hay más gente consciente del tema.

Me hubiese gustado que hubiera avances por parte de las fuerzas políticas pero sólo hay compromisos y trabajos realizados que hay que culminar, para pasar a la acción y tomar medidas. Todos queremos más y tampoco es muy difícil.

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