Actualizado 11/03/2010 15:32

Acusado de intentar matar a su mujer discapacitada dice que fue un arrebato y no recuerda cómo hizo tal "barbaridad"

JAÉN, 11 Mar. (EUROPA PRESS) -

El anciano acusado de intentar matar a su esposa --con una discapacidad del 80 por ciento y de la que hoy está divorciado-- en Jaén en mayo del 2008 asestándole varios golpes con un hacha afirmó hoy que sufrió un "arrebato que no pudo detener" y no se dio cuenta de la "barbaridad" que había cometido hasta que no la vio "en el suelo chorreando sangre".

En el juicio celebrado hoy en la Audiencia Provincial de Jaén, G.O.H., de 81 años, negó haber insultado y maltratado psicológicamente a su mujer durante el matrimonio que duró medio siglo y relató una convivencia "normal" en la que la relación "muy buena" empeoró desde su jubilación al volverse las personas mayores "muy chinches", especialmente por cuestiones económicas.

Precisamente, aludió a ello para explicar el inicio de la discusión que acabó con su esposa herida de gravedad: "los dineros de la plaza", ya que a ella "no le venía nada bien" y después de comer le reprochó lo que había llevado a casa.

Según dijo, en un momento dado, la mujer --que necesita silla de ruedas en la calle, pero en su casa puede moverse sin ella, aunque con dificultad-- se dirigió al cuarto de baño, a partir de lo cual el acusado dijo no recordar "nada más" hasta que la vio en el suelo y cubierta de sangre.

"No me di cuenta de que tenía el hacha en la mano hasta que la vi chorreando sangre", repitió G.O.H., quien, a pesar de no saber cómo se hizo con el arma que, según su testimonio, se encontraba "siempre en la cocina" porque era utilizada para partir huesos, sí recordó haber dado los golpes con la parte trasera y roma de la misma.

Después se dirigió a la Comisaría para contar lo ocurrido. En este sentido, destacó que pensaba que había fallecido, ya que de haber notado movimiento habría tratado de ayudarla, puesto que "nunca" tuvo intención de matarla o agredirla.

La versión de la víctima, sin embargo, difirió totalmente de la de su presunto agresor, del que se divorció mientras él permanecía en prisión preventiva. Aseguró que tenían problemas económicos por el poco dinero que les daba y describió constantes insultos y humillaciones, sobre todo, al salir a la calle o delante de sus amigas.

Igualmente, desmintió que la relación paternofilial fuera "estupenda", cómo el propio acusado había subrayado poco antes así como que el hacha estuviese en la cocina. Al contrario, precisó que siempre había estado en una bolsa en el interior de un cajón en la planta de arriba.

Allí precisamente señaló que se encontraba su ex marido el 14 de mayo de 2008 cuando ella volvió de clase de informática. Negó que hubiera pelea alguna. "Fui al baño. Estaba sentada en el wáter, lo sentí bajar las escaleras, noté una puñalada y me agarré al botón de la teleasistencia y ya no sé nada más, perdí el conocimiento", declaró mujer, quien resaltó que, a pesar de su situación doméstica, nunca habría podido imaginar que pudiera ocurrir algo así.

Por todo ello, tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular consideran a G.O.H. autor de un delito de asesinato en grado de tentativa, por el que piden 15 años de prisión y otros diez de alejamiento de su ex esposa, y de otro de maltrato psicológico habitual, por el que solicitan tres años de cárcel y cinco de prohibición para acercarse a la víctima.