Actualizado 13/07/2010 16:39

Acusado de violar a su ex mujer niega los hechos y ella dice estar "acostumbrada" a sus insultos

SEVILLA, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -

El acusado de incumplir una orden de alejamiento y agredir sexualmente a su ex mujer, para el que la Fiscalía de Sevilla pide una pena de 18 años y siete meses de prisión, negó en la mañana de este martes los hechos al afirmar que fue ella quien le pidió que fuera a verla la noche de la supuesta violación y que las relaciones sexuales fueron consentidas, mientras que su ex esposa afirmó estar "acostumbrada a los insultos de su marido", al que acusó de haberla agredido "en reiteradas ocasiones".

Así lo aseguraron ambos en la primera jornada del juicio que se celebró este martes en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla, que arrancó con la declaración del acusado, identificado como W.E.S. y de nacionalidad ecuatoriana.

Según su versión, no le causó a su esposa un hematoma en su brazo en enero de 2007 después de haber discutido en casa del hermano de ella por motivos económicos, una supuesta agresión que ella denunció unos días después. El imputado calificó de "cruce de palabras" esa discusión y afirmó que no hubo violencia porque el incidente "no pasó de ahí".

Como consecuencia de esa denuncia, el Juzgado de la Violencia contra la Mujer le impuso una orden de alejamiento al imputado, a la que, según la versión de éste, ella renunció, de modo que desde finales de enero de 2007 hasta febrero de 2009 el matrimonio volvió a convivir en el mismo domicilio.

El procesado negó insultos hacia su mujer, a la que calificó de "altanera" y de la que afirmó que "le sentaba mal todo lo malo o lo poco que él hiciera". "Cansado" de esas protestas, el acusado aseguró haber abandonado "a veces" el domicilio conyugal en esos meses, al que volvía tras los "ruegos" de su esposa.

"AUTOLESIÓN"

El acusado afirmó que en marzo de 2009 quedó un día con su esposa "por insistencia de ella" en una parada de autobús de la calle Doctor Fedriani de Sevilla, ya que ella quería que le devolviera unos CDs que él se había llevado del domicilio.

En ese encuentro, según la declaración del acusado, él se presentó sin los discos "porque venía del trabajo" y su mujer le pidió que volviera con ella, una petición rechazada por él y que le iba a costar "lágrimas de sangre", en palabras que él pone en boca de su esposa, porque "a partir de ese momento iba a culparlo de todo lo que le pasara a ella", momento en el que sacó una cuchilla de afeitar que llevaba consigo y que, según el acusado, ella le había pedido prestada a uno de sus hijos, "autolesionándose" con ella en una muñeca en plena calle.

El encartado declaró haber ayudado en ese momento a su mujer "para impedir que se hiciera más daño", y la acompañó hasta su domicilio, donde "ella se arañó en la herida que se había causado con la cuchilla para agravarla", a la vez que le advertía de que "él iba a ser el culpable de esa lesión".

Tras este episodio se dictó, el 7 de marzo de 2009, una nueva orden de alejamiento contra el acusado, al que se le prohibía comunicarse con ella. Dos meses después, el 10 de mayo, volvieron a verse después de que, según el imputado, su esposa hubiera ido "reiteradamente" a la casa en la que él vivía entonces "para pedirle perdón".

El encartado aseguró haber aceptado acudir al domicilio de ella esa noche después de que ella le hubiera dicho "con insistencia bárbara" que quería verlo. Esa noche negó haber discutido con su mujer ni haberle pegado y afirmó haber pasado al dormitorio de su esposa invitado por ella, donde mantuvieron unas relaciones sexuales "normales" que no contaron con la "resistencia" de ella, "todo lo contrario".

En contra de lo defendido por el Ministerio Público en su escrito de acusación, él negó haberla agredido esa noche, aunque reconoció que ella ese día presentaba unos hematomas que decía haberse ocasionado unos días atrás después de interponerse en una pelea que mantuvo una pareja amiga de ella en su presencia.

Después de pasar con su mujer la noche del 10 de mayo, el imputado afirmó haber convivido unos días más con ella hasta que el 14 de mayo la Policía se presentó en el domicilio y procedió a detenerlo, pese a que, según su versión, su esposa "nunca le pidió que se fuera ni le dijo que iba a llamar a la Policía".

"ESTABA ACOSTUMBRADA A SUS INSULTOS"

La ex esposa del acusado, por su parte, relató que en enero de 2007, como consecuencia de su negativa a darle dinero a su marido para comprar cigarrillos, como éste le pedía, discutió con él en casa del hermano de ésta y, ya fuera de ese domicilio, "la insultó, la amenazó con pegarle en la boca y le pegó", causándole hematomas con los que acudió al médico y por los que lo denunció a la Policía ese mismo mes.

Dos días después, retiró la denuncia después de que ella "lo perdonara", y "volvieron a convivir". Respecto al incidente ocurrido en una parada de autobús en marzo de 2009, la ex esposa del acusado declaró haber acudido a esa cita para recoger los CDs que él tenía de ella y definió como "mentira" la supuesta autolesión de la que habló su marido. En vez de eso, ella contó que "se enfadó" porque éste no había traído los discos, motivo por el cual discutieron y él, "sin que ella sepa cómo", la arañó en la muñeca.

Después de ese incidente, él la acompañó hasta su domicilio y ella permitió que él subiera al piso, donde ella "quiso llamar a la Policía", pero él se lo impidió. Negó también haberse arañado en ese momento las heridas para hacerlas más grandes, como defendió su ex marido. Según su versión, ella estaba "acostumbrada" a que su marido le profiriera insultos porque "siempre la trataba así".

La presunta víctima aseguró que el 10 de mayo de 2009 fue su ex marido quien le pidió con insistencia que lo dejara ir a verla a su casa, a lo que ella aceptó finalmente. Según su declaración, ese día su ex esposo "entró de buenas, luego se transformó", de modo que discutieron y ella "le pidió que se fuera". "A empujones", él la metió en el dormitorio porque quería mantener relaciones sexuales con ella, y la agredió dándole "un puñetazo en un costado".

Finalmente, "aburrida" por sus insultos y su insistencia "dejó que él hiciera lo que quisiera con ella" para que dejara de insultarla, manteniendo así relaciones sexuales esa noche, tras la cual su ex esposo estuvo pernoctando varios días más en su casa sin que ella presentara denuncia contra él "por sus hijos", hasta que el 14 de mayo su marido "insultó por teléfono a un amigo de ella que la había llamado, a ella y a su hijo mayor, al que quiso pegar", motivos por los cuales lo denunció a la Policía y ésta detuvo al acusado.

La Fiscalía pide para el acusado 18 años y siete meses de cárcel por un presunto delito continuado de agresión sexual, uno de maltrato habitual, tres delitos de lesiones, uno de maltrato, otro de amenazas y un último delito continuado de quebrantamiento de medida cautelar. Además, pide que se pague a la víctima 360 euros por las lesiones sufridas y otros 18.000 euros por los perjuicios morales sufridos.