Actualizado 07/04/2010 19:47

La defensa del acusado de matar a su mujer en Zamora alega un brote psicótico por su obsesión de que padecía cáncer

ZAMORA, 7 Abr. (EUROPA PRESS) -

La defensa de J.D.M, el hombre de 44 años acusado de matar a su esposa en Zamora en 2008, alegó que los hechos cometidos por el asesino confeso obedecieron a un brote psicótico derivado de su obsesión que padecía y que le llevaba a pensar que se iba a morir de cáncer de estómago.

Así, el abogado defensor solicitó tres años de internamiento para su patrocinado, al que pidió que se le aplique la eximente incompleta de trastorno mental, durante la segunda y última sesión del juicio que quedó hoy visto para sentencia en la Audiencia Provincial de Zamora.

Frente a los tres años de la defensa, la Fiscalía pidió 18 años de prisión para el acusado como responsable de un delito de homicidio y otro de maltrato continuado hacia su mujer, a la que apuñaló en el domicilio familiar. Por su parte, las acusaciones particulares elevaron la petición hasta los 24 años, al considerar al acusado culpable de un delito de asesinato.

Durante la vista oral, los forenses que practicaron la autopsia confirmaron que la muerte de la mujer se produjo como consecuencia de un shock hipovolémico provocado por las cuchilladas que el acusado le propinó en la espalda y el cuello.

La primera de las lesiones, según los forenses, habría sido la puñalada de la espalda, que le rompió una costilla, le atravesó un pulmón y seccionó la arteria pulmonar. Una herida casi mortal de necesidad a la que siguieron otras dos puñaladas en el cuello que le seccionaron la yugular.

La víctima, además, presentaba heridas de arma blanca en las manos, lo que demuestra que hubo lucha y que intentó defenderse tras sufrir la agresión.

UN INDIVIDUO "PECULIAR".

Tras la declaración de los forenses que participaron en la autopsia testificaron los responsables de analizar el estado mental del acusado y todos coincidieron en señalar la personalidad "peculiar" del individuo, del que destacaron que tiene una personalidad paranoide, obsesiva, depresiva y narcisista.

Los peritos negaron la posibilidad de que el ataque hubiera sido causado por un arrebato y confirmaron que el autor confeso sabía distinguir entre el bien y el mal y era plenamente consciente del acto delictivo cometido. En este sentido, criticaron la aparición, "dos años después y justo antes de la celebración del juicio" de síntomas psicóticos delirantes, inexistentes tres días después de cometido el homicidio.

Los peritos aportados por la defensa del acusado intentaron probar que en el momento de la agresión J.D.M. "ni siquiera sabía que lo que estaba haciendo estaba mal". Además, en la sala se leyó el informe de un psiquiatra, ya fallecido, que un mes antes de producirse la agresión certificó que el acusado padecía un brote psicótico delirante derivado de su obsesión por la enfermedad que creía sufrir en el estómago.

La defensa incidió también en la declaración prestada inicialmente por el acusado ante el juez momentos después de cometer el homicidio en la que aseguró que había agredido a su esposa porque no había querido llevarlo al médico para que lo trataran de su dolencia, de manera que considera confirmado que en el momento de acuchillar a su mujer se encontraba mentalmente alterado por culpa de su obsesión con el cáncer.

En la vista también prestó declaración una empelada del bar propiedad de la víctima cuyo testimonio puso en duda las acusaciones de maltrato realizadas por los hijos de la mujer. La testigo negó la existencia de maltrato en el bar y calificó de normal la relación que ambos mantenían en el establecimiento.

Así, explicó que el acusado nunca insultó a su esposa e incluso llegó a calificar a J.D.M. de "un pelele", ya que guardaba silencio ante los insultos de su mujer.

Los hijos de la víctima volvieron en esta segunda sesión a increpar a su padre, al que ayer intentaron agredir antes de que empezara el juicio. Aunque le profirieron insultos, las medidas preventivas de seguridad impidieron que se acercaran al acusado.