Actualizado 23/06/2010 19:03

La Fiscalía mantiene la petición de 52 años para el acusado de violar a su mujer en nombre de Dios


SEVILLA, 23 Jun. (EUROPA PRESS) -

La Fiscalía de Sevilla elevó hoy a definitiva su petición de 52 años y ocho meses de prisión para el hombre acusado de amenazar, agredir y violar "por estar obligada a los ojos de Dios" durante once años a su esposa, M.S.R., estando ésta embarazada, llegando incluso a "aleccionar e incitar" a sus hijos para que "menospreciaran" a su madre.

Fuentes del caso informaron a Europa Press de que, durante la segunda jornada de la vista oral celebrada en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla, declararon como testigos dos compañeros de trabajo de la víctima, así como dos psicólogos forenses y un agente de la Policía Local, tras todo lo cual el juicio quedó visto para sentencia.

En este sentido, las mismas fuentes señalaron que la representante del Ministerio Público ha elevado a definitiva su petición para el procesado de 52 años y ocho meses de prisión y el pago de una indemnización de 60.000 euros, mientras que la defensa del procesado ha solicitado su libre absolución al entender que no existen pruebas de cargo contra el mismo.

En la primera jornada del juicio, el acusado negó todos los hechos que se le imputan y defendió que fue ella quien lo forzó contra su voluntad a mantener relaciones sexuales, y en una de estas ocasiones se quedó en estado, lo que les llevó a casarse en el año 2000. "Estando yo dormido, se subió encima mía sin yo quererlo y, a consecuencia de eso, se quedó embarazada", aseveró, añadiendo que ella amenazó con abortar, lo que llevó a que ambos consumaran el matrimonio.

Tras negar uno por uno los hechos que le imputa la Fiscalía, puso de manifiesto que su ex mujer "es una persona celosa y posesiva, lo que llevó a que perdiera todos mis amigos", al tiempo que indicó que era ella "la que quería tener muchos hijos, por lo que casi siempre me forzaba para tener sexo".

"ELLA ME PEDÍA QUE LA DEJARA EMBARAZADA"

"Era ella la que me pedía que la dejara embarazada, pues yo no quería tener cuatro hijos", dijo el procesado, añadiendo que ha sido él el que se ha ocupado del cuidado de los niños, porque ella "no hacía nada en casa, ya que cuando llegaba salía al balcón y se tomaba tres o cuatro litros de cerveza". Tras el acusado, prestó declaración a puerta cerrada la víctima, quien ratificó los hechos.

Según relata el Ministerio Público en su escrito de acusación, consultado por Europa Press, el acusado es una persona "emocionalmente inestable, inmaduro, desconfiado y suspicaz, con incapacidad de empatía, con pocas habilidades sociales, inflexible y con pensamiento dominado por ideas religiosas", añadiendo que, desde el inicio de la relación, sometió a la víctima a "continuos actos de maltrato, primero psicológico y luego físico".

En este sentido, dice que el procesado "llegó incluso a obligar a su esposa a mantener relaciones sexuales contra su expresa voluntad", todo ello "como forma de control y dominación hacia ella", y señala que esta actitud del acusado dio lugar a que su mujer tuviera que acudir a un psiquiatra y a estar de baja laboral, interponiendo la preceptiva denuncia el 28 de noviembre de 2005.

Entre los actos del acusado, el fiscal relata que llevaba a cabo "conductas de control y aislamiento, impidiéndole una normal relación con familiares, amigos o compañeros de trabajo, a los que descalificaba con expresiones como gentuza", mientras que también "llamaba continuamente en horario de trabajo a su pareja, controlándole los horarios".

LE TIRABA OBJETOS

Asimismo, y en presencia de los hijos, ha proferido contra la víctima distintos insultos, llegando incluso a manifestar a la hija mayor amenazas de muerte hacia su esposa, siendo también "habitual" que el procesado "tirara objetos de la casa contra la esposa, o que rompiera mobiliario".

De igual modo, el fiscal relata que la víctima trabajaba en horario de mañana para un organismo de la Junta de Andalucía, haciendo también ella las tareas domésticas, "negándose el acusado a que fuera auxiliada por una empleada de hogar, agregando que el procesado ha agredido a su mujer "en numerosas ocasiones", una de ellas durante una boda, cuando "le lanzó un cuaderno a la cara que le alcanzó en el ojo izquierdo".

Añade que el acusado, "en su afán por vejar, humillar, dominar y cosificar a su esposa, la ha sometido a todo tipo de prácticas sexuales no deseadas ni consentidas por ésta, llegando a utilizar en unos casos la violencia física y en otras la psicológica, cuando la esposa soportaba ser un simple objeto para satisfacer los deseos sexuales del acusado, pues ante su negativa, le gritaba de forma violenta y le decía que ella estaba obligada a los ojos de Dios, y que si no obedecía, la mataba".

CONDENADA AL INFIERNO

Además, y tras el parto del segundo hijo, la víctima "insistía en la necesidad de utilizar anticonceptivos para evitar un tercer embarazo, a lo que el acusado se negó alegando que si lo hacían se condenaría en el infierno", y dice que todo ello produjo en M.S.R. "una sintomatología caracterizada por inseguridad, baja autoestima, cambios de ánimos y llantos, que tras la separación en 2005 fueron remitiendo".