Actualizado 17/06/2020 14:33

Un 74% de las 1.000 mujeres asesinadas por violencia de género desde 2003 no había denunciado a su agresor

Violencia de género, teléfono 016
Violencia de género, teléfono 016 - EUROPA PRESS - Archivo


Tres de cada cuatro víctimas mortales de la violencia machista eran madres

MADRID, 17 (EUROPA PRESS)

Un 73,9% de las 1.000 mujeres asesinadas por violencia de género desde 2003 (un total de 739) no había presentado denuncia contra su agresor, mientras que un 12,4% tenía una medida de protección en vigor, según un informe elaborado por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género y publicado este miércoles 17 de junio.

El estudio, que analiza los crímenes machistas ocurridos en España entre enero de 2003, fecha en la que empezaron a contabilizarse las mujeres muertas a manos de sus parejas o exparejas, y el 20 abril de 2019, día en que fue asesinada la víctima número mil, revela además que el 60,5 por ciento de estas mujeres mantenía la convivencia con su agresor.

En concreto, de los datos se desprende que el porcentaje de denuncia previa oscila entre el 15,8% de 2005 y el 34,5% registrado en 2014. Las víctimas que denunciaron tenían una edad media de 38,9 años, algo inferior al promedio del conjunto de las víctimas (42,2 años).

El 32,8% de las mujeres que presentaron denuncia tenían entre 36 y 45 años; el 28,8%, entre 26 y 35 años; el 27,7%, entre 46 y 55 años y el 25%, entre 16 y 25 años. El porcentaje de denunciantes desciende hasta el 17,6% en el tramo de edad comprendido entre 56 y 65 años y al 9,2% en el caso de las mayores de 65.

Entre enero de 2003 y abril de 2019, el promedio anual de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas ha sido de 61,3. Esta cifra aumenta hasta 68,3 si se tiene en cuenta solo la primera parte de ese periodo (2003 a 2010) y disminuye hasta 54,4 en la segunda mitad (2011 a 2018). El año más trágico fue 2008, con 76 víctimas mortales, y el año con menos crímenes machistas fue 2016, con 49 casos.

"Si comparamos el promedio anual de víctimas mortales pasaron de 68,3 mujeres asesinadas cada año entre 2003 a 2010 a 54,4 entre 2011 y 2019. Este dato nos permite albergar cierta esperanza y muestra que en España se está trabajando en la dirección correcta pero al mismo tiempo, nos indica que no podemos bajar la guardia", ha subrayado la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, Ángeles Carmona.

EL PEOR MES FUE JULIO Y EL PEOR DÍA, EL DOMINGO

En cuanto al momento en que se cometieron los crímenes, el estudio muestra cómo el mayor número de ellos se concentraron en los meses de julio y enero, con 98 y 94 casos respectivamente, mientras que abril, con 72 muertes, fue el mes en el que menos feminicidios se produjeron. El peor día de la semana fue el domingo, con 172 casos.

La tasa media de muertes indica que hubo 3,1 víctimas mortales al año por cada millón de mujeres mayores de 15 años. La tasa promedio aumenta de nuevo en la primera mitad del periodo hasta llegar a 3,6 y disminuye en la segunda mitad hasta 2,7. Este índice varía en cada comunidad autónoma y es mayor en las zonas costeras (4,4) y menor en las del interior (2,5).

La edad media de las víctimas mortales de la violencia machista en el periodo sometido a estudio fue de 42,2 años. En concreto, algo más de la mitad de las mil mujeres asesinadas (538) tenían entre 26 y 45 años, pese a que esta franja de edad solo representa un tercio de la población de mujeres mayores de 15 años. El 12,8 por ciento de las víctimas (128 mujeres) eran menores de 25 años; el 14,1 por ciento (141) tenían entre 46 y 55 años; el 7,4 por ciento (74) entre 56 y 65 años y el 11,9 por ciento (119) eran mayores de 65.

Entre las víctimas de nacionalidad española, el promedio de edad fue de 45,6 años, lo que supone casi diez años más que el de las extranjeras, que fue de 35,9 años. La mayoría de las mil mujeres asesinadas (655) eran españolas. De las 345 víctimas extranjeras, el 46,1% eran originarias de América Latina, seguidas por las procedentes de Europa (35,7 %), África (14,8 %) y Asia (3,5 %).

765 MENORES HUÉRFANOS

Por otro lado, el informe refleja que 765 menores han quedado huérfanos como consecuencia de la violencia de género en los años analizados en el estudio. De ellos, 499 eran hijos o hijas del agresor y los 266 restantes, fruto de relaciones anteriores o posteriores de la víctima.

LA MATERNIDAD COMO FACTOR DE RIESGO

Según precisa el Observatorio, este dato confirma que la maternidad es una de las circunstancias que aumentan el riesgo para las víctimas. En concreto, de los datos se desprende que tres de cada cuatro mujeres asesinadas entre 2003 y 2019 (el 75,2%) eran madres y en casi la mitad de los casos (49%) los hijos eran menores de edad.

Además, señala que la convivencia con el agresor es otro de los factores que aumentan el riesgo para la vida de las víctimas pues el 60,5% de las mil mujeres asesinadas mantenía la convivencia con su agresor en el momento en que ocurrieron los hechos, un porcentaje que aumenta hasta el 65% en la segunda mitad del periodo analizado. En 100 casos, la convivencia continuaba pese a la existencia de una denuncia previa y en 29, pese a estar activa alguna medida de protección para la víctima.

El 60,6% de los asesinatos fueron cometidos por la pareja con la que la víctima mantenía una relación cuando ocurrieron los hechos; en un tercio de los crímenes (27,8%) el autor fue la expareja y en el 11,6% de los casos el crimen se produjo durante una crisis o cuando la relación se encontraba en una situación transitoria.

"El informe conluye que la incidencia de la violencia machista fue superior en el mes de julio, que el peor día de la semana fue el domingo y que golpeó en mayor medida en las comunidades costeras, y confirma que la convivencia, la ruptura o la crisis de pareja y la maternidad son factores que incrementan el riesgo para la vida de la víctima", ha resumido la presidenta del Observatorio.

Ángeles Carmona ha asegurado que este informe permitirá "mejorar los instrumentos en la lucha contra la lacra" de la violencia machista pues permite "conocer el perfil del agresor, determinar las circunstancias que agravan el riesgo para las víctimas y detectar de forma más eficaz cuándo deben ponerse en marcha los mecanismos de protección".

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