Aaminah (nombre ficticio), víctima de mutilación genital femenina
ENTRECULTURAS - Archivo

   MADRID, 5 Feb. (EUROPA PRESS) -

   Aaminah (nombre ficticio) era niña cuando le practicaron uno de los tipos más dañinos de mutilación genital, el nivel 3, lo cual le ha acarreado problemas de salud y dolores durante toda su vida. En el mundo, 200 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de mutilación genital total o parcial. Este miércoles 6 de febrero se celebra el Día Internacional Tolerancia cero a la Mutilación Genital Femenina.

   "El dolor que yo sentí no se puede imaginar", sostiene esta mujer de Sudán, cuyo testimonio recoge la ONG Entreculturas. Tras huir del conflicto en su país, Aaminah es ahora la directora de una escuela en un campo de refugiados al este de Chad, donde habla con las familias de sus alumnas para evitar que sean mutiladas.

   Ella se negó a que sus hijas fueran sometidas a esta práctica: "Un día mis hijas vinieron a decirme que aquí las chicas han sido cortadas y me preguntaron que porque ellas no. Les expliqué que no es una buena práctica y que aunque las demás hayan sido cortadas no significa que sea algo bueno".

   Entreculturas sostiene que este caso es aislado, ya que afecta a 200 millones de mujeres y niñas en el mundo. Sólo en 2015 más de 3,9 millones de menores fueron mutiladas, la mayoría antes de cumplir 15 años.

   Por ejemplo, en Chad, donde trabaja Aminah, dos de cada cinco mujeres han sido víctimas de alguna forma de mutilación genital femenina siendo niñas. Aunque esta práctica está prohibida por la legislación de este país, muchas familias la siguen realizando "en secreto" para mantener "tradiciones propias de algunas etnias".

   La ONU advierte de que estas prácticas violan el derecho a la salud, la seguridad y la integridad física de las niñas, el derecho a no ser sometidas a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes y el derecho a la vida, en los casos en que el procedimiento acaba produciendo la muerte.

   Pese a que la tradición en Chad se impone en muchos casos, Aaminah no pierde la esperanza: "Cada vez hay más gente que se da cuenta de que es una práctica negativa para las niñas y estoy dispuesta a hablar con todas las niñas y familias para que esto no ocurra".