Actualizado 16/05/2018 16:06

Youssoupha y Macarena, personas sin hogar reinsertadas: "Salir de la calle es posible"

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Sin techo, sin hogar, pobreza - Getty - Archivo

   MADRID, 16 May. (EUROPA PRESS) -

   La gran mayoría de las personas sin hogar (85%), que acceden a una vivienda con la ayuda de la Fundación Rais continúa viviendo en ella después de un año. En España, esta organización cuenta ya con 195 pisos en varias comunidades autónomas, dentro de su programa 'Hábitat'.

    El objetivo, según esta organización, es acabar con el "sinhogarismo crónico" en el que se encuentran más de 30.000 personas en España y que provoca la muerte de una persona cada seis días.

   De esta forma, invierte el proceso habitual: En lugar de proporcionar una plaza en un albergue a estas personas, para después pasarlas a un alojamiento temporal y, como último escalón, a una vivienda permanente, lo que hace es darles una vivienda individual en primera instancia.

   "El sinhogarismo es un fenómeno complejo que tiene su raíz en la desigualdad económica, la exclusión social, la falta de acceso a derechos básicos y la invisibilidad de las personas que lo sufren", sostienen desde esta organización, que subraya que las personas que participan en este proyecto han mejorado su salud, su calidad de vida e incluso una cuarta parte ha recuperado los lazos familiares.

   Esta organización apunta que ni el apoyo ni la permanencia en la vivienda están condicionados al cumplimiento de objetivos previos de intervención social, pues "es la persona quien determina sus metas y el grado de apoyo que necesita para alcanzarlas".

   El programa requiere el seguimiento de algunos compromisos básicos, como aceptar la visita periódica de un profesional, contribuir a los gastos de la vivienda si se dispone de ingresos, tener buenas relaciones de vecindad y participar en la evaluación externa del programa.

   "Vivir en la calle es como si no fueras una persona. Es lo más bajo que puede ser un ser humano", subraya Youssoupha, de 52 años, uno de los beneficiarios de este proyecto, que asegura que cuando empezó a vivit en la calle pasó del "peldaño de arriba de la sociedad al último".

   Sin embargo, sostiene que aunque este proceso ha sido "muy duro" para él, siempre fue "optimista". Ahora no sólo tiene un hogar, sino también un empleo: "Un día te levantas y tienes una cama. Es como volar". "Cualquier persona que me escuche, que entieda que salir de la calle es posible", subraya.

   Lo mismo opina Macarena, que, después de 20 años sin hogar, asegura que el acceso al programa 'Habitat' le ha cambiado la vida. "Ahora tengo una llave donde abrir una puerta y estar a gustito", señala esta mujer de Córdoba que recuerda la cantidad de veces que tuvo que ir a urgencias por dormir en la calle.

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