Actualizado 18/12/2013 11:33

El Arzobispo de Tánger ve "más terrible que las cuchillas" en la valla de Melilla "la ideología que las sustenta"

Inmigrantes subsaharianos en Marruecos
Foto: MONSEÑOR AGRELO/MANOS UNIDAS

Afirma que los migrantes subsaharianos en Marruecos "no volverán nunca a sus países" y Europa no puede obviar su situación

   MADRID, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -

   El Arzobispo de Tánger, monseñor Santiago Agrelo, denuncia que las alambradas equipadas con cuchillas que coronan la valla fronteriza en Ceuta y que se están reinstalando en el mismo área de la valla de Melilla "son síntoma de algo mucho más profundo y más terrible que las cuchillas mismas, la ideología que las sustentan".

   En una entrevista con Europa Press en la víspera del Día Internacional del Migrante, monseñor Agrelo ha criticado el discurso político de España respecto a la inmigración, un "lenguaje que señala al emigrante, al pobre, como un asaltante, un ladrón, un peligro del que hay que defenderse".

   "De esas palabras está lleno el lenguaje de los políticos y los periodistas; es un lenguaje del ejército, de asalto, como si estuviéramos en una trinchera defendiéndonos de alguien que viene a conquistarnos, pero al otro lado sólo hay gente enferma, pobre y malnutrida", ha declarado.

   Este franciscano de Asados (A Coruña), que rige a los católicos de Tánger de 2007, reconoce que aunque se retirasen las cuchillas, "el problema de fondo continuaría intacto", porque la situación "humana de desprotección de la vida, de la salud y de su seguridad" de los migrantes y la vulneración así de sus derechos fundamentales, "continuaría tal cual".

   Por eso, dice que los ciudadanos tienen que "ampliar la visión". "No se trata sólo de las concertinas, sino de que no se puede supeditar la vida y los derechos de las personas a la seguridad de otras: ellos no son inmigrantes irregulares, son simplemente emigrantes, quienes les hacen irregulares somos nosotros y privar de derechos a hombres mujeres y niños sólo porque nosotros administramos un predicado es profundamente injusto", denuncia.

   El arzobispo está convencido de que esta situación "sólo se puede resolver desde Europa" puesto que es la UE quien paga a Marruecos para que ejerza "de policía" y controle su frontera sur, una tarea que pasa por "abandonar" en la frontera con Argelia o con Mauritania a los inmigrantes que le son enviados desde países como España haciendo valer los acuerdos bilaterales de readmisión --recibir a los que salieron de allí y gestionar su retorno al país de origen--.

   "Digo abandonarlos porque no se les entrega a una autoridad, no se les deja en un lugar con recursos. Simplemente se les deja en el desierto. Las autoridades saben que esas personas abandonadas allí al cabo de quince días están otra vez aquí y eso lo conoce todo el mundo. Creo que hay en esto una especie de juego terrible: Marruecos tiene que justificar lo que recibe para ejercer de policía de frontera aquí y por otra parte, las autoridades mismas sienten la necesidad de ser algo más que policías", opina el franciscano.

"NO VOLVERÁN NUNCA A SUS PAÍSES"

   Agrelo, que tomó el relevo en la atención a los migrantes subsaharianos que pueblan Marruecos cuando Médicos Sin Fronteras tuvo que abandonar el país, sostiene que "esos chicos, hombres y mujeres no volverán nunca a sus países, salvo excepciones, que siempre las hay y que siempre lo son" y que Europa no puede obviar su presencia ni pensar que tiene la capacidad de desanimarlos, porque "nadie la tiene".

   "Habrá que contar con que ahí hay un grupo humano, en su mayor parte chicos y jóvenes, niños también. Se olvida sistemáticamente que aquí hay personas, chicos jóvenes en su mayoría pero también niños, que se encuentran en condiciones infrahumanas (...) No tenemos cifras para dar, pero son demasiada gente. Demasiada", ha afirmado.

   El arzobispo distingue entre los migrantes de origen subsahariano que se encuentran en las ciudades, "que a veces tienen una habitación donde recogerse, aunque sean muchos en la misma, y en las calles están libres dentro de lo que cabe para pedir y buscarse la vida o recurrir a las instituciones", y quienes se encuentran en los bosques y en los montes, como el Gurugú, donde "todo es mucho más difícil".

   "Aquí el invierno no es tan frío como en la mayoria de las regiones de España, pero es frío y hace viento. En el monte ya ha llovido. Sólo hay que imaginar la situación higiénica al vivir en medio de las basuras que ellos mismos producen, la situación de infecciones de la piel y respiratorias, la situación alimentaria cuando el sustento fundamental es harina hervida en agua un día y otro día y no hay más", detalla.

   En la actualidad la Archidiócesis de Tánger desarrolla diversos proyectos con ellos, como talleres de capacitación en la misma cripta de la catedral, donde reciben acogida. Utilizando algunos medios heredados de la misión de Médicos Sin Fronteras, como una furgoneta, procuran acercarse a los campamentos en los bosques y los montes, donde procuran atención sanitaria y acompañan al hospital a los heridos o enfermos que así lo necesitan.

   En su labor cuenta con el apoyo de ONG como Manos Unidas, que tiene en marcha un proyecto de infraestructuras que ampliará las dependencias de la diócesis de Tánger para que el personal y los voluntarios dispongan de mayor sitio para trabajar. Esto permitirá que entre 600 y 800 personas reciban asistencia médica y orientación jurídica.