PARIS, 23 Dic. (EUROPA PRESS) -
El rechazo de Francia y Alemania a la entrada de Bulgaria y Rumanía el próximo año al espacio Schengen se debe, entre otras cuestiones, a que por estos dos países se produce la entrada del "75 por ciento de la inmigración ilegal", según ha explicado este jueves el ministro francés de Asuntos Europeos, Laurent Wauquiez.
Esta semana, los ministros del Interior de Francia y Alemania han enviado una carta a la Comisión Europea en la que consideran que los dos países no cumplen con los requisitos y por tanto sería prematura su entrada en el espacio sin fronteras. Su rechazo supone de facto el veto a su adhesión, ya que la entrada de nuevos países debe decidirse por unanimidad.
En una entrevista concedida este jueves al diario 'Le Figaro', Wauquiez reconoce que los dos países han hecho "esfuerzos importantes" para entrar en el espacio Schengen pero se pregunta si "por razones políticas hay que avanzar a marchas forzadas".
Según el ministro galo, su entrada tendrá "fuertes consecuencias" dado que "afecta a nuestra seguridad interior" puesto que "sus fronteras se convierten en las nuestras". Ante esta circunstancia, según Wauquiez, "se plantean problemas que requieren un verdadero debate europeo".
En concreto, citó "el control de los flujos migratorios" puesto que "el 75 por ciento de la inmigración ilegal en Europa pasa por esta parte del sureste de la UE", y el probmea del "crimen organizado, el tráfico de drogas y armas".
Aunque, según Wauquiez, Rumanía y Bulgaria "han mejorado sus técnicas de control de fronteras" pero un reciente informe de la Comisión Europea ha puesto de manifiesto que sigue habiendo "debilidades persistentes" en materia de lucha contra la corrupción y el crimen organizado.
"Schengen funciona con una base de datos hipersensible. Si cayera en manos del crimen organizado, sería un verdadero fallo en nuestro dispositivo de defensa y seguridad europeo", ha advertido.
No obstante, Wauquiez ha señalado que los dos países entrarán en la zona Schengen "cuando tengamos todas las garantías, selladas e impresas, de que Bulgaria y Rumanía han acabado con la corrupción, el crimen organizado y que sus fronteras están bien vigiladas". En este sentido, no ha querido dar plazos, subrayando que si están "preparados en un año" entrarán y "si no lo están en tres años" tendrán que esperar ese tiempo.
En otro orden de cosas, el ministro ha dejado claro que la decisión de Francia no tiene nada que ver con la polémica del pasado verano por la expulsión masiva de inmigrantes rumanos de etnia gitana en situación irregular en territorio francés. "Hemos pasado la página de las polémicas sobre los gitanos", ha señalado, precisando que desde Interior y Exteriores se trabaja para "mejorar su situación en sus países de origen".
