Publicado 16/06/2014 10:42

La junta tailandesa niega estar realizando una "limpieza a fondo" de inmigrantes indocumentados


BANGKOK, 16 Jun. (Reuters/EP) -

La junta militar de Tailandia ha negado este lunes las acusaciones de que esté llevando a cabo una política de "limpieza a fondo" de inmigrantes en situación irregular después de que cerca de 100.000 camboyanos hayan salido del país desde el golpe de Estado del pasado 22 de mayo.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha estimado que más de 100.000 camboyanos indocumentados, entre los que se encuentran mujeres y niños, han abandonado Tailandia por temor a una ofensiva de la junta militar contra los inmigrantes sin papeles. Las autopistas que se dirigen hacia la frontera con Camboya se llenaron durante el fin de semana de camiones y autobuses llenos de trabajadores que habrían optado por volver a sus hogares.

El Consejo Nacional para la Paz y el Orden (NCPO), nombre con el que se presenta la junta militar tailandesa, ha insistido en que los trabajadores camboyanos han salido del país por su cuenta y ha informado de que cerca de 60.000 inmigrantes han entrado en Camboya desde el sábado. La junta ha estimado que había cerca de 90.000 trabajadores irregulares en el país.

"El NCPO no tiene una política de limpieza a fondo, pero varios equipos deben ir a las áreas en las que hay trabajadores indocumentados para organizar y gestionar la fuerza de trabajo extranjera, ya que tenemos problemas acumulados durante los últimos diez años", ha asegurado el portavoz de la junta, Winthai Suvaree.

"Pedimos a los que contratan a trabajadores extranjeros que continúen con sus actividades de forma habitual y que mantengan un buen orden", ha señalado el portavoz del Ministerio de Exteriores Kuy Kuong, quien ha pedido a los tailandeses que aseguren un trato adecuado a las personas que están saliendo del país. "Les pedimos que envíen a los trabajadores de una forma humanitaria, sin que sean juzgados, y que se facilite la legalización de empleados indocumentados", ha añadido Kuy.

Organizaciones humanitarias ha señalado que no tenían constancia de la salida de camboyanos, colectivo de inmigrantes más numeroso de Tailandia. Esta salida masiva podría tener consecuencias negativas en la economía tailandesa, que depende en gran medida de inmigrantes que llegan principalmente de Laos, Camboya y Birmania para ocupar los puestos de trabajo rechazados por los tailandeses, entre los que se encuentran labores de manufactura y trabajos domésticos.

ALIADOS DE THAKSIN SHINAWATRA

A pesar de la larga historia de enemistad entre Camboya y Tailandia, el veterano primer ministro camboyano, Hun Sen, se convirtió en un cercano aliado del ex primer ministro tailandés Thaksin Shinawatra durante el tiempo en el que los dos coincidieron como mandatarios. Por otro lado, varios líderes de los "camisas rojas", seguidores de los hermanos Shinawatra, se han refugiado en el país vecino después de los últimos incidentes que se han producido en Tailandia.

Sin embargo, no ha quedado claro si la salida masiva de inmigrantes camboyanos podría estar relacionada con un empeoramiento de las relaciones entre los dos países, aunque el Ministerio de Exteriores tailandés ha negado esta posibilidad.

"Tenemos buenas relaciones con Camboya. Saben que son rumores infundados que han causado pánico", ha asegurado el portavoz ministerial Sek Wannamethee. "Camboya ha trabajado con Tailandia para aclarar a los que se están yendo que no hay ninguna amenaza contra ellos aquí", ha añadido Sek.

El jefe de las Fuerzas Armadas, Prayuth Chan Ocha, se hizo con el poder después de un golpe de Estado que estuvo precedido por seis meses de inestabilidad política y protestas que pretendían derrocar a la entonces primera ministra, Yingluk Shinawatra, hermana del también ex primer ministro Thaksin Shinawatra, que fue depuesto por un golpe militar en 2006.

Tailandia ha estado dividida durante la última década entre las personas que apoyan a los hermanos Shinawatra y la clase monárquica de Bangkok, que les ha acusado de nepotismo y de haber comprado votos con sus políticas de prestaciones sociales.