Actualizado 27/05/2010 21:33

La privación del juego en los niños genera pesimismo y obesidad, según el psiquiatra Stuart Brown


MADRID, 27 May. (EUROPA PRESS) -

La privación del juego en los niños provoca falta de optimismo, depresión, reacciones rígidas e inflexibles, incapacidad para controlar las emociones, dificultad para generar confianza, así como sedentarismo y obesidad, según asegura el psiquiatra y autor del libro '¡A jugar!', Stuart Brown, con motivo de la celebración, este viernes, del Día Internacional del Juego.

En este sentido, Brown ha explicado, en declaraciones a Europa Press, que "biológicamente, el ser humano está hecho para jugar en todas las etapas de la vida" y ha negado que sea cosa de niños. Así, ha criticado que la cultura occidental "orienta a los niños, en contra de su naturaleza, a ver el juego como un lujo".

"Es como si cada momento del desarrollo hacia la madurez empleado en el juego se convirtiera en una oportunidad perdida para tener éxito en la vida", explica Brown. No obstante, a su juicio, existen pruebas sólidas que demuestran que el juego es "la expresión más completa de creatividad y un camino hacia la activación del talento del individuo".

Brown apunta que el impulso básico del juego surge de los centros celulares que "impulsan al sistema límbico a responder emocionalmente con una emoción positiva". Además, el factor neurotrópico del cerebro y los interruptores genéticos, que impulsan nuevas conexiones, parecen jugar un papel específico en los estudios del juego, según el autor. Se trata de un complejo pero autogestionado sistema que provoca el estímulo cerebral y la activación de la corteza.

"Ahora sabemos, a partir de estudios sistemáticos de juegos entre mamíferos, que el juego impulsa el movimiento desde la profundidad del tronco cerebral y promueve entrar en un marco juguetón que es divertido y positivo para la salud y el bienestar", asegura Brown. Por ello, advierte de que, "aunque el juego puede suprimirse, se paga un precio por la privación de jugar".

EL JUEGO, UN TEMA DE SALUD PÚBLICA

Para Brown, existen buenas hipótesis científicas sobre el juego para comprender el comportamiento humano e introducirlo, en líneas generales, en la política de salud pública. "Tristemente, la cultura anti-juego limita la priorización de esta información", opina.

"Es necesario un cambio en el pensamiento sobre el juego, basado en evidencias convincentes, que tengan la suficiente emoción para cambiar la rigidez del trabajo industrial", añade. Según, el experto, la falta de juego es "un asunto público de salud, aún no percibido como tal". "Aún no hemos alcanzado el equivalente a la afirmación fumar causa cáncer de pulmón", señala.

Por último, Brown afirma que trabajo y juego "no deben estar separados aunque el trabajo de una persona sea terrible". Así, recomienda jugar a lo largo del día a través de la imaginación, bailando al ritmo de una canción, fantaseando o gastando a un amigo una broma. "Mejorará tu estado de ánimo, tu propia vida, la de tu familia, y en último término, la de la sociedad".