Actualizado 03/02/2010 16:44

Un súbdito británico niega haber agredido sexualmente a un menor en Maspalomas (Gran Canaria)

La Fiscalía mantiene su solicitud de imponer al acusado 14 años de prisión


LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 3 Feb. (EUROPA PRESS) -

Un súbdito británico negó hoy haber agredido sexualmente a un menor en su vivienda en Maspalomas, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria), el 1 de julio de 2007 cuando el niño tenía 11 años de edad. Sin embargo, la víctima ratificó su denuncia y relató las prácticas sexuales a las que supuestamente le obligó el acusado.

"En ningún momento me acerqué al menor ni me quité la ropa ante él", aseguró el procesado, D.M., durante el juicio celebrado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas, donde la Fiscalía solicitó para él una pena de 14 años de prisión por un presunto delito de agresión sexual, mientras que la defensa reclamó la libre absolución para su cliente.

Por su parte, los peritos incidieron en que el relato del niño es "creíble, veraz y coherente" y subrayaron que, tras sus análisis, "todo indicaba" que los presuntos abusos sexuales "no eran una invención del menor".

El acusado, que precisó la ayuda de un traductor, rechazó haberse expuesto el 1 de julio de 2007 ante el niño realizando prácticas sexuales desde su vivienda al mismo tiempo que le llamaba diciéndole que fuese a su casa, ya que eran vecinos, porque tenía que darle algo.

Negó que el menor se personara momentos después en su domicilio y que, una vez dentro, cerrara la puerta y las cortinas, se desnudara, y, tras entablar una conversación de índole sexual con el menor, rechazó igualmente que le "agarrara con fuerza" hasta conseguir que éste sintiera miedo, momento en el que le obligó a realizar actos sexuales.

ALEGA ESTAR OCUPADO PREPARANDO COMIDA MEXICANA

Según D.M., "nunca" ha estado "desnudo" en su casa y afirmó que se encontraba ese día preparando una comida mexicana, ya que esperaba a unos amigos. Al escuchar el timbre, abrió la puerta pensando que eran ellos y se quedó "muy sorprendido" al ver al chico. Señaló que el niño le hablaba en español, pero él "no entendía" lo que decía y, aunque intentó decirle que se fuera porque "estaba ocupado", "no sabía cómo explicárselo" en su idioma.

Agregó que desde que le abrió la puerta hasta que el chico se marchó pasaron "menos de diez minutos". Explicó que el niño se sentó en el sofá del salón, donde "estuvo todo el tiempo", aunque en un momento dado preguntó dónde estaba el baño y accedió a él. Según la versión del acusado, el niño le preguntó si era homosexual y él le respondió que no.

Justo cuando salía del servicio, el niño oyó a su padre silbarle en la calle y, "asustado, gritó: "mi padre, mi padre", y salió corriendo", añadió el procesado, que confesó que se preocupó "un poco pensando que el niño no tenía que estar allí".

Asimismo, D.M. criticó la traducción de su declaración en el Juzgado de Instrucción y negó haber realizado otra versión sobre determinados aspectos de los hechos. Después de admitir desconocer "por qué el chico entró en su casa", incidió en que él no le invitó y desmintió que le amenazara para que no contase nada a nadie.

"NO GRITÉ PORQUE TENÍA MIEDO"

Por el contrario, la víctima, que ahora tiene 13 años, manifestó que había visto al procesado "desnudo" varias veces y que hacía "gestos" desde su casa para llamar su "atención", al tiempo que le invitaba a entrar en su domicilio.

Indicó que el día de los hechos, fue a tirar la basura y al girarse se percató de que D.M. supuestamente le perseguía. A continuación, el menor regresó a su casa y, minutos después, se dirigió a casa de D.M. porque éste le "iba a regalar una mochila".

"La conversación fue en español y me preguntó mi nombre, edad y si yo era gay o bisexual", relató el niño, que narró las prácticas sexuales que presuntamente el procesado le había "obligado" a ejecutar. "No grité en ningún momento porque tenía miedo. Al escuchar silbar a mi padre y a mi familia gritándome para que saliera de la casa salí corriendo", expuso.

En su declaración reconoció que aunque pensó que el hombre "podía ser un pervertido" por los "gestos" que le había mostrado en otras ocasiones, se arriesgó a entrar en su casa. "Pensé que al él hacerme eso mis padres me iban a castigar, yo me sentía culpable, nunca antes me había pasado esto", reiteró la víctima, que también negó que preguntara a D.M. acerca de su condición sexual.

Por su parte, la madre del menor planteó que en una ocasión vio a uno salir de la casa del acusado y entrar con él en su vehículo, por lo que alertó a otro de sus hijos. "Me daba la impresión de que le gustaban los menores", apostilló. Añadió que, al conocer que su hijo estaba en la casa del vecino, los miembros de su familia se volvieron "locos" tocando su timbre y gritando, pero el niño tardó "quince minutos en bajar".

"Mi niño tenía las manitas como si hubieran estado presionadas", contó entre lágrimas la mujer, que señaló que, tras los hechos, vio a su hijo "en estado de shock". "Mi hijo no mentía y tengo plena confianza en él", insistió.

El padre del niño indicó que había visto a D.M. "con otros chavales jóvenes de 17 y 18 años de edad". Tras apuntar que él es "muy severo en cuanto a la educación" de sus hijos, afirmó haber dicho al menor que "tuviera cuidado".

"Vi cómo el acusado cerraba las cortinas y apagaba las luces, mientras yo le gritaba: "cógeme a mí y suelta a mi hijo", sostuvo.

RELATO DEL MENOR, "CREÍBLE Y VERAZ"

Durante el juicio intervinieron cuatro forenses que examinaron al menor tras lo sucedido. Uno de los médicos informó de que en su análisis "no se le apreció ningún tipo de lesión física", pero sí un "estado de nerviosismo importante y afectación emocional", por lo que recomendó tratamiento psicológico.

Otra de las psicólogas que se entrevistó con el niño en tres ocasiones planteó que su relató era "coherente" y tenía "síntomas de trastorno de estrés postraumático". "Tras escuchar su relato e investigar las pruebas, todo indicaba que no era una invención del menor, sino un relato creíble y veraz", añadió la experta, que dijo que el niño "no tenía animadversión previa hacia el acusado".

"Si existiera maltrato por parte del padre y miedo increíble podría haber afectado a la versión de los hechos por parte del niño, pero en este caso no sucedió así", aseveró otra de las psicólogas, que insistió --a preguntas del letrado de la defensa, que cuestionó los informes médicos-- en que no se consideró "necesario" entrevistar al padre del niño. "El menor tenía miedo por la salud de su padre, no tenía miedo de las consecuencias de contar lo que había sucedido", añadió otra perito.

Al término del juicio, que quedó visto para sentencia, el Fiscal mantuvo su solicitud de imponer al acusado 14 años de prisión y la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros al menor, a su domicilio, lugar de estudio o cualquier donde éste se encuentre o comunicarse con él por cualquier forma por tiempo de 25 años, así como la prohibición de residir o acudir al lugar donde resida la víctima y su familia.

En cuanto a la responsabilidad civil, pide que el acusado indemnice a los representantes legales del menor en la cantidad de 12.000 euros por las secuelas originadas. Sin embargo, el letrado de la defensa solicitó la libre absolución para su cliente.