Publicado 21/01/2015 16:48

Personalidad anómala, con inmadurez psicosexual e incapaz de controlar impulsos, perfil del zoofilo según psiquiatra

Burro
EUROPA PRESS


MADRID, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -

Una personalidad profundamente anómala, con inmadurez completa en la esfera psicosexual, con imposibilidad de controlar sus impulsos y, probablemente, con una estructura de la afectividad poco estable son los rasgos principales que definirían a una persona afectada con un trastorno de zoofilia, según ha explicado a Europa Press el psiquiatra forense José Cabrera.

Así ha definido a las personas que cometen zoofilia, que desde este miércoles ha quedado recogido como delito en el Código Penal que ha aprobado el Congreso de los Diputados.

No obstante, para Cabrera se debe distinguir entre la persona con trastorno y la persona perversa, que practica zoofilia por esnobismo o divertimento.

El forense ha añadido que este trastorno nada tiene que ver con la capacidad de inteligencia del sujeto y ha asegurado que pese a algunos informes publicados estos días al albur de la reforma aprobada en la Cámara Baja, el trastorno pedófilo nada tiene que ver con una alteración de la sexualidad encaminada hacia los animales.

A su juicio, quienes tienen zoofilia son personas "muy primitivas y muy alejadas de la sexualidad normal" y que está asociado a alteraciones de la personalidad. Además, ha recordado que se ha asociado a personas que viven en pueblos muy pequeños, vinculados a "la España muy profunda".

El psiquiatra ha distinguido entre el perverso, a quien le gustan todo tipo de anormalidades, con las que disfruta, y la persona que tiene un trastorno, al tiempo que ha admitido la dificultad de conocer las personas afectadas por este trastorno.

Esto se debe a que según Cabrera no acuden "para nada" a las consultas de los especialistas, psicólogos o psiquiatras, porque evidencian un "gran complejo y vergüenza, que se oculta", a diferencia con otros trastornos o con una depresión.

El experto ha puesto de ejemplo que a lo largo de su dilatada carrera profesional solo se ha encontrado dos o tres casos y todos ellos, a raíz de una consulta relacionada con otro trastorno dentro de un centro penitenciario.

Asimismo, aunque cree "imposible" aún en la actualidad contar con una estadística de población afectada, ha valorado que la incorporación de la zoofilia como delito al Código Penal es positivo dentro de una sociedad del bienestar y desarrollada. "Todo lo que sea proteger el animal ante conductas sin sentido, es un avance. Me parece positivo que el código penal abra esta puerta", ha manifestado.

En todo caso, ha recordado que cuando el delito de zoofilia sea cometido por una persona con ese trastorno se deberá tratar como tal y quedar sujeto a atenuantes, como en otros delitos.