Actualizado 17/12/2013 21:13

La temperatura y otros factores que diferencia el verano del invierno influyen en la riqueza de especies, según expertos

Robledales
UAM


MADRID, 19 Sep. (EUROPA PRESS) -

La riqueza de especies depende de distintos factores que distinguen el invierno del verano, como la temperatura que, por ejemplo, permite pronosticar mejor el número de especies de aves que ocupan un lugar, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y del Museo Nacional de Ciencias Naturales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Así, la investigación, publicada en 'Ecological Research' concluye que en primavera, por el contrario, son las características del hábitat las que cobran mayor importancia.

Concretamente, en invierno las aves tienden a preferir bosques maduros donde las temperaturas nocturnas son más altas, probablemente para reducir el gasto energético implicado en la pérdida de calor durante las noches invernales, más largas.

Mientras, en primavera, que es la época reproductora para la mayor parte de las especies, las aves prefieren los bosques a menor altitud, que tienen temperaturas más suaves a mediodía, presuntamente para evitar el estrés provocado por el calor estival.

En cuanto a la meteorología, las aves prefieren también áreas de meteorología menos errática y bosques donde la aparición de las hojas en los árboles conlleva la aparición temprana de invertebrados, presas de las especies de aves insectívoras.

La investigación añade que este tipo de respuestas cambiantes de la biota al medio son difíciles de incorporar a los modelos que evalúan las modificaciones en la distribución y en la abundancia de las especies ante el cambio climático. Por ello, sus predicciones a pequeñas escalas espaciales adolecen de mucha incertidumbre.

Para llegar a estas conclusiones el equipo repitió muestreos de aves forestales en bosques caducifolios (melojares) del centro peninsular durante dos años seguidos.

Concretamente, en los bosques se dispusieron bitácoras digitales para medir de forma continua la temperatura y la luz, se describió el hábitat para estudiar la influencia de sus distintos componentes, y se siguió el desarrollo de la vegetación para comprobar de forma indirecta cuando empiezan a aparecer las presas de las que se alimentan las aves.

El trabajo coincide con estudios anteriores que muestran que la composición local de las comunidades depende tanto de factores generales de carácter abiótico (por ejemplo la temperatura) como de otros bióticos (por ejemplo la foliación), el estudio apunta a que los factores específicos cambian a lo largo del año y estos pueden cambiar de efecto en cada estación.