Actualizado 23/09/2010 18:30

2.570 millones de personas vulnerables en entornos urbanos

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CRUZ ROJA

El coordinador general de Cruz Roja Española afirma que es necesario crear nuevas líneas de cooperación


MADRID, 23 Sep. (EUROPA PRESS) -

Por primera vez en la historia, ya hay más personas viviendo en entornos urbanos que en los rurales, pero los 2.570 millones de personas que viven en entornos urbanos en países de bajos y medianos ingresos son vulnerables a los niveles "inaceptables" de riesgo que acrecientan la rápida urbanización, los deficientes servicios de salud o la precariedad de la gestión urbana, entre muchos otros, según se desprende del informe publicado por la Federación Internacional de las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR).

El Informe Mundial de Desastres 2010 --un informe que se elabora todos los años-- se ha centrado en esta ocasión sobre el riesgo urbano "porque muchos de los desastres en este momento se ven potenciados por la realidad en la que viven las personas en esos entornos urbanos y de ahí el que se haya analizado en profundidad cómo esos riesgos se incrementan o evolucionan por la propia evolución de las zonas rurales o urbanas", afirmó este jueves el coordinador general de Cruz Roja, Antoni Bruel.

"Por vez primera en la historia de la humanidad, más personas viven en entornos urbanos que en el campo, pero el mundo no ha ido a la par que este cambio. De ahí que, hoy más nunca, viva en barrios marginales o asentamientos informales, lo que redundará en que más personas se vean afectadas por desastres urbanos como el terrible terremoto que sacudió Haití meses atrás", aseguró el secretario general de la FICR, Bekele Geleta.

De estos 3.495 millones de personas que viven en la actualidad en zonas urbanas, 1.000 millones viven en extrema pobreza o son de alta vulnerabilidad, ya que se han incorporado a las ciudades de una forma muy precaria, viviendo en infraviviendas sin ninguna infraestructura de reducción de peligros, indicó el informe.

Lo que produce inmediatamente el crecimiento desmesurado de las zonas urbanas es, en primer lugar, la infravivienda. Se desconoce a quién pertenece el suelo, no se reforman las casas al desconocer si se les va a expulsar. Los servicios públicos que se podrían disfrutar como saneamiento y agua potable no existen en esas zonas, por lo que "la espiral de vulnerabilidad en el plano físico se pone en marcha inmediatamente, y posteriormente aparecen las consecuencias como los problemas de salud", indicó Bruel.

NUEVOS MODELOS DE COOPERACIÓN

"Es muy importante tener en cuenta estas cifras ya que nos llevan a una generación nueva de servicios y proyectos en la cooperación internacional. Ésta ha tenido dos grandes líneas hasta el momento, líneas de cooperación para el desarrollo basadas en las zonas rurales y con una capa importante relacionada con los medios de subsistencia, y después el desarrollo de las comunidades en base a esos entornos. Pero este nuevo contexto obliga a crear nuevos modelos de cooperación", afirmó.

Un ejemplo del nuevo tipo de programas serían los de prevención de la violencia, ya que, "en un entorno urbano, o prevés ante cualquier intervención que vas a tener un ambiente más violento que en otros lugares o el programa fracasa", señaló. "Hace ocho años, era imposible para Cruz Roja Española pensar en la existencia de un programa de lucha contra la violencia como el que tenemos en la región del Caribe y América Central, en el que intentamos reorientar la actividad de las maras y de los grupos violentos para poder hacer programas de desarrollo en las comunidades", aseguró.

La importancia de lo que revela el informe es que debe conseguirse por políticas internacionales frenar esa huida masiva o cada vez será más complejo el abordaje de situaciones de vulnerabilidad y también el impacto de los desastres, subrayó el coordinador general de Cruz Roja Española.

DESALOJO, AMENAZA CONSTANTE

El informe también asevera que el desalojo forzoso es una amenaza constante para los pobres de las zonas urbanas. Así, millones de personas se ven desplazadas cada año por desalojos a gran escala impuestos por las autoridades públicas; a veces debido a proyectos de reconversión o embellecimiento, o bien, simplemente con el fin de expulsar a grupos que dichas autoridades consideran indeseables.

"Nosotros tenemos un ejemplo en Granada en una comunidad donde se han realizado procesos de incorporación de esas personas a una vida urbana con un proceso de transición, y estos proyectos funcionan muy bien. Traducidos sería lo que se intenta en Brasil. Es posible hacer cosas, y hacer cosas que tengan éxito", afirmó.

"Defendemos los programas de transición de las comunidades. En el caso de Cruz Roja, nunca, como metodología, va una persona directamente del albergue a una vivienda nueva, hay que llevar a cabo un proceso de transición en el que se intenta reducir la violencia contra las mujeres, se da la alfabetización y cierta formación, entre otros, que permiten a estas personas incorporarse a la sociedad urbana", explicó Bruel.

"Se puede hacer, pero con un período determinado. Es una cuestión de formulación social de un colectivo, porque quien viene quiere vivir mejor e internamente quiere hacer este proceso. El caso que Cruz Roja realizó Granada es un trabajo multicultural con una zona donde viven colectividades de diferentes comunidades y funciona, pero hay que señalar que es algo planificado. Es muy importante transmitir que se puede", aseveró.

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