Actualizado 04/08/2010 17:05

85 detenidos por incendios en 2010

Los Bomberos, durante uno de los incendios
COMUNIDAD DE MADRID/EP

Más de 16.000 hectáreas han ardido en los primeros siete meses


MADRID, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han detenido en lo que va de 2010 a un total de 85 personas por originar presuntamente incendios forestales, según ha informado a Europa Press el fiscal coordinador de Medio Ambiente y Urbanismo, Antonio Vercher, que considera "positivo" el dato.

A su juicio, estas detenciones implican "existencia de indicio de delito" relacionado con la quema de territorio. En todo caso, respecto a la tipología de persona que origina el fuego, considera que "pirómanos hay pocos, realmente", pero que "sinvergüenzas, hay bastantes" y reconoce que es "difícil de valorar" si se produce un efecto llamada o de mimetismo entre los pirómanos cuando se producen fuegos intencionados y por tanto no "acaba de ver" la necesidad de establecer un protocolo de información.

En este sentido, ha insistido en que los pirómanos "son una minoría", ya que se trata de un enfermo y que depende de su nivel de enfermedad, mientras que un "incendiario normal tiene 50.000 razones o ninguna", aunque en cualquier caso son los forenses en los juicios quienes determinan si una persona es pirómano o no.

Igualmente, ha añadido que el efecto llamada se produce en este asunto, pero como "también" se puede observar en otros temas como la violencia de género, ya que hay "determinados 'modus operandi' que producen efecto llamada y, "en este caso, exactamente igual". "A partir del momento en que empieza el tema, se produce el rebote, y ya tenemos la campaña abierta", reconoce.

80% MENOS QUE EN 2009

Según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), entre el 1 de enero y el 25 de julio de este año han ardido un total de 16.242 hectáreas, frente a las 80.176 que se habían quemado en el mismo periodo del ejercicio anterior, es decir un 79,74 por ciento menos, y un 67,96 por ciento menos que la media del decenio (50.698 hectáreas).

Así, la superficie arrasada equivale al 0,058 por ciento del territorio español, que ardieron en dos grandes incendios (más de 500 hectáreas), frente a los 26 grandes fuegos registrados en el mismo periodo de 2009 y a los ocho de media del decenio; 2.098 incendios (más de una hectárea) y 3.485 conatos (menos de 1 hectárea).

De éstos el 55,99 por ciento de los siniestros se registró en las regiones del noroeste; el 28,55 por ciento se produjo en las comunidades interiores; el 14,60 por ciento en el Mediterráneo, y el 0,86 por ciento, en Canarias.

Por tipo de vegetación, 11.912 hectáreas eran de superficie matorral y monte abierto y 3.270 hectáreas de superficie arbolada. Por ámbito geográfico, el 78,07 por ciento de la superficie forestal se quemó en las regiones del noroeste; el 15,48 por ciento, en las comunidades interiores y el 6,25 por ciento en las regiones del Mediterráneo. En cuanto a la superficie arbolada, el 61,74 por ciento del total ardió en las regiones del noroeste; el 32,11 por ciento en las comunidades interiores, el 6,09 por ciento en el Mediterráneo y el 0,06 por ciento, en Canarias.

EL PERFIL DEL PIRÓMANO

La Fiscalía Especial de Medio Ambiente redactó el 'Informe sobre investigaciones científicas relativas al perfil psicosocial del incendiario forestal', publicado en la Memoria correspondiente al año 2009, en la que se pone de manifiesto que los responsables de los incendios forestales suelen ser menores de 47 años, analfabetos, sin antecedentes policiales y con problemas de salud.

En el documento --elaborado por Sección de Análisis de la Conducta Delictiva (SACD) de la Unidad Técnica de Policía Judicial de la Guardia Civil y profesores de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid-- también se especifica que suelen trabajar en actividades relacionadas con la construcción de las que se ausentan regularmente, por lo que su rendimiento suele ser regular o bajo.

Además, estas personas suelen vivir en el medio rural, aunque en localidades diferentes a las del incendio, y no conocen al propietario del terreno incendiado ni mantienen relación alguna con él. Durante su detención, se muestran asustados o nerviosos, declarándose responsables del fuego y del incendio.