Actualizado 08/08/2007 15:47

El acuerdo franco-libio sobre energía nuclear "encubre el intento de fomentar las armas nucleares", según Greenpeace

MADRID, 8 Ago. (EUROPA PRESS) -

La organización ecologista Greenpeace denunció hoy que el acuerdo de cooperación atómica entre Francia y Libia y la venta de un reactor nuclear al país dirigido por el coronel Gadafi "evidencia las tres principales debilidades de la industria nuclear: sus vínculos con la proliferación de armas, su estancamiento económico y la falsedad de su campaña de lavado de imagen".

Tanto en Libia como en Argelia, Francia quiere asegurar el abastecimiento de hidrocarburos y a cambio ayudarles con la energía nuclear, denunció Greenpeace. "Oficialmente, el reactor vendido a Libia tiene por objetivo desalar el agua de mar para abastecer al país con agua dulce. ¿A quién pretenden engañar? La motivación profunda de los Estados para acceder a la energía nuclear siempre ha sido ganar consideración como nación y como potencia, por la vía de la posesión de armas nucleares", declaró el responsable de la campaña sobre energía nuclear de Greenpeace España, Carlos Bravo.

El acuerdo entre Francia y Libia pone en evidencia, para Greenpeace, los riesgos de la proliferación nuclear con los que se enfrentaría el Planeta si la industria nuclear consiguiera relanzarse, como pretende con su campaña de relaciones públicas. Los ejemplos de La India y Paquistán, que poseen la bomba nuclear o más recientemente los casos de Corea del Norte e Irán ilustran estos riesgos. "La lista de los países que pretenden hoy en día acceder a esta tecnología muestra el alcance del desastre sobre la seguridad mundial que representaría una mayor generalización de la energía nuclear y la imposibilidad de unos controles internacionales que ya hoy son problemáticos", advirtió en un comunicado.

Finalmente, el acuerdo Franco-Libio muestra "la falacia del discurso que, aprovechando la preocupación generalizada ante la inestabilidad de los países productores de petróleo, presenta a la energía nuclear como una alternativa con un suministro procedente de países estables". La central nuclear en juego es la moneda de cambio que AREVA, la empresa pública nuclear francesa, paga a Gadafi por haber ganado el concurso de prospección de los recursos de uranio libios entre ellos, los yacimientos de uranio de Aozou, arrebatados al Chad durante la invasión de diciembre de 1980, relató la organización.