Actualizado 09/08/2010 19:33

Las autoridades sudanesas dejan de censurar de forma directa los diarios


JARTUM, 9 Ago. (Reuters/EP) -

Las autoridades de Sudán han dejado de censurar de forma directa los diarios, según han informado este lunes varios periodistas. Sin embargo, dos periódicos continúan cerrados y este lunes se ha interrumpido en el norte del país el servicio en árabe de la cadena británica BBC, a la que el Gobierno acusa de haber introducido equipos de contrabando.

El periodista Abdel Gadir, que trabaja para el periódico del Partido Comunista, 'Al Midan', ha declarado a la agencia Reuters que "la censura fue suspendida ayer" (domingo) y que su rotativo ha podido salir a la calle "por primera vez desde hace unos dos meses".

Pero un periodista opositor ha dicho que la censura directa, impuesta por los Servicios Nacionales de Inteligencia y Seguridad (NISS, por sus siglas en inglés), es sólo una de las muchas maneras en las que la prensa es controlada por el Estado, cuyo arsenal de leyes para castigar a los periodistas es mayor que aquel para castigar a los ladrones.

Para aplicar la censura directa, miembros de los NISS visitaban las oficinas de los periódicos antes de que fuesen publicados y eliminaban los artículos que consideraban inapropiados. Ahora se ha informado de que ya no se van a producir estas visitas.

Los NISS se centraban en las noticias cuya fuente no era el Gobierno y que trataban sobre el conflicto de la región de Darfur, el futuro referéndum sobre la independencia de Sur de Sudán y el Tribunal Penal Internacional, que ha emitido dos órdenes de arresto contra el presidente, Hassan al Bashir.

Desde que un acuerdo de paz puso fin en 2005 a la guerra entre el sur y el norte del país, se han hecho avances en el ámbito de la libertad de prensa, un derecho garantizado por la Constitución. Aun así, las autoridades suelen tomar duras medidas contra la prensa escrita y mantienen un estricto control de la radio y la televisión.

El jefe del Consejo Nacional de Prensa, Elobeid Marawih, ha manifestado que las normas existentes pueden atajar cualquier problema. "En un principio no estábamos a favor de la censura directa de los periódicos", ha señalado a la agencia Reuters. "Pero también instamos a los directores (de los periódicos) a respetar esta delicada fase política", añade.

"MEJOR SER LADRÓN QUE PERIODISTA"

No obstante, hay dos periódicos que continúan cerrados. Los NISS cerraron el opositor 'Rai al Shaab' --y tres de sus periodistas han sido condenados a entre dos y cinco años de cárcel por desestabilizar el sistema constitucional-- y 'Al Intibaha', que publicó dos artículos pro separatistas.

Para Faiz al Silaik, director interino del opositor 'Ajras al Huriya', "aquí, en Sudán, es mejor ser ladrón que periodista". "Un ladrón tiene una ley en su contra; nosotros tenemos tres o cuatro", explica.

Los periodistas están sujetos al Código Penal, la ley de prensa y la ley de los NISS, así como a las normas del Consejo de Prensa y del Sindicato Sudanés de Periodistas. "Nos estamos ahogando en un mar de normas legales", ha lamentado Al Silaik, que se enfrenta en los tribunales a siete denuncias presentadas por las autoridades contra su periódico.

Mientras, el servicio en árabe de la BBC ha sido interrumpido, aunque el Gobierno asegura que esto no tiene nada que ver con el contenido de sus noticias y que está dispuesto a abordar el tema con los responsables de la cadena. Según Jartum, la BBC ha introducido en Sudán equipos de transmisión por satélite a través de una valija diplomática y estaba trabajando en el sur sin informar a las autoridades centrales.

Algunos periodistas atribuyen la decisión de poner fin a la censura directa a la celebración, el próximo 9 de enero, del referéndum sobre la independencia de Sur de Sudán, que estará supervisado por observadores internacionales.

El año pasado, antes de un proceso electoral que se suponía iba a convertir a Sudán en una democracia, también se suspendió la censura directa. Sin embargo, en el norte del país, la mayoría de los partidos opositores boicotearon los comicios, y la oposición del sur denunció haber sido víctima de intimidaciones a nivel generalizado. Según los observadores, las elecciones no cumplieron los estándares internacionales, y el Gobierno volvió a imponer la censura después.