Actualizado 12/11/2013 18:25

El comportamiento de las personas calienta el planeta, según estudios

MADRID, 12 Nov. (EUROPA PRESS) -

   El calentamiento del planeta se debe más al comportamiento de sus habitantes que a las emisiones de dióxido de carbono, según se desprende del Informe Mundial sobre Ciencias Sociales 2013, un documento, editado por la UNESCO, que subraya la imprescindible aportación de estas ciencias a la búsqueda de soluciones para garantizar la supervivencia humana frente al cambio climático.

   En esta edición, el texto hace un balance de los problemas ambientales sin precedentes que se plantean a la humanidad, y también evalúa sus posibles consecuencias devastadoras para el bienestar de los seres humanos. Para los expertos, el cambio ambiental global está trastocando todo el planeta al trastornar los sistemas que sustentan la vida, y está afectando a todas las poblaciones del mundo, al alterar sus medios de subsistencia, modos de vida, acciones e interacciones.

   Del mismo modo, señala que el cambio ambiental está exacerbando ya los problemas con que tropiezan los individuos y las comunidades que se debaten contra las crisis económicas, sociales y políticas, y también está haciendo que la pobreza persista, que las desigualdades aumenten y que el descontento social se agrave.

   En el artículo titulado 'La migración como estrategia de adaptación al cambio ambiental', dos de los colaboradores del informe, W. Neil Adger y Helen Adams, han observado que "los datos empíricos muestran que algunas poblaciones carecen de recursos para emigrar porque el cambio ambiental ha disminuido su nivel de vida".

   Estos autores señalan también que muchas de las personas que emigraron a las zonas costeras y las ciudades en los últimos decenios son especialmente vulnerables al cambio climático porque "se apiñan en zonas densamente pobladas, situadas con frecuencia en laderas escarpadas o llanuras inundables, en las que se encuentran terrenos desocupados y baratos".

   Por su parte, Elke U. Weber, en su colaboración titulada 'Cambio de comportamiento individual y colectivo', advierte de que "las repercusiones negativas inducen normalmente a la gente a cambiar su comportamiento, pero en lo que respecta al cambio ambiental el lapso que media entre la causa debida al comportamiento y sus impactos negativos en el medio ambiente hace que la gente se percate difícilmente del nexo que los une".

   Todas estas cuestiones subrayan la necesidad de recurrir a las ciencias sociales para que se produzcan los cambios económicos y de comportamiento que exige el logro del desarrollo sostenible. A este respecto, en el informe se hace un llamamiento apremiante a la comunidad científica internacional para pasar a la acción.

   Así, apunta que es preciso que los especialistas en ciencias sociales cooperen más eficazmente con sus colegas de otros campos científicos, como los especialistas en ciencias humanas, naturales y de la ingeniería, a fin de producir conocimientos que puedan contribuir a resolver los problemas ambientales más urgentes actualmente y a afrontar los desafíos planteados al desarrollo sostenible. "Esa cooperación tiene que ir acompañada por una estrecha colaboración con los responsables de la adopción de decisiones, los profesionales y cualesquiera otros usuarios de los resultados de los trabajos de investigación científica", indica el texto.

INVERTIR LA TENDENCIA

   Por otra parte, en su artículo titulado '¿Es inevitable el aumento de las emisiones de gases con efecto de invernadero?', John Urry explica por qué es necesaria esa colaboración: "Lo que se necesita es invertir la tendencia al crecimiento aparentemente inexorable de los sistemas con altas emisiones de dióxido de carbono y las prácticas sociales inherentes a ellos".

   "Esa inversión de tendencia, que debe ser social y económica a la vez, exige que den 'marcha atrás' la mayoría de los sistemas que se pusieron en movimiento a lo largo del siglo XX, encontrando un 'medio de retroceso' sin que éste les impida avanzar rápidamente al mismo tiempo", ha añadido.

   Al referirse a los efectos de la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, Urry predice que "en los sistemas con bajas emisiones de dióxido de carbono disminuirán a corto plazo los niveles de ingresos y consumo, y por eso será difícil convencer a la gente para que adopte prácticas sociales que entrañen bajas emisiones de gases con efecto de invernadero". Para que eso sea aceptable, añade este autor, los consumidores tendrán que llegar a la convicción de que las actividades y los productos con bajas emisiones de dióxido de carbono son deseables.

   Este informe aspira a ser un instrumento de movilización de los especialistas en todas las disciplinas en ciencias sociales que trabajan en universidades, institutos de investigación, grupos de expertos, ONG, organismos gubernamentales y organizaciones intergubernamentales de todo el mundo.