Actualizado 11/10/2007 20:47

Los conflictos armados han costado 300.000 millones a los países africanos y han reducido su economía un 15 por ciento

Un informe indica que con el dinero despilfarrado se podrían haber solucionado problemas como el sida, el agua potable o la educación


MADRID, 11 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los conflictos armados registrados en los últimos quince años en África han supuesto pérdidas valoradas en casi 300.000 millones de dólares, lo que equivale a la ayuda internacional recibida de los principales donantes en este mismo periodo, y una reducción en un 15 por ciento del potencial de crecimiento económico de los países afectados, según un informe difundido por las organizaciones Oxfam Internacional (Intermón Oxfam en España), IANSA (Fundació per la Pau) y Saferworld. Con este dinero "despilfarrado", se podrían haber solucionado los problemas del sida, la tuberculosis y la malaria y el suministro de agua potable, educación y saneamiento.

El nuevo informe, 'Los millones perdidos de África', revela que uno de los problemas de fondo es el suministro de armas, que en un alto porcentaje proceden del extranjero. Por ejemplo, el 95 por ciento de los fusiles kalashnikov usados en los conflictos africanos proceden de fuera del continente. Asimismo, las ONG aseguran que "España es la principal suministradora de munición del África Subsahariana" y advierten de la necesidad de impedir la llegada de municiones a las zonas de conflicto a fin de limitar la violencia armada.

El estudio, que basa sus resultados en los efectos globales de los conflictos africanos sobre el Producto Interior Bruto (PIB) del continente y parte de las definiciones del Barómetro de Conflictos del Instituto de Investigación sobre Conflictos Internacionales de la Universidad alemana de Heidelberg, centra la atención en 23 países que sufrieron conflictos armados o crisis de violencia extrema entre 1999 y 2005: Angola, Argelia, Burundi, República Centroafricana, Chad, República Democrática del Congo (RDC), República del Congo, Costa de Marfil, Eritrea, Etiopía, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Liberia, Níger, Nigeria, Ruanda, Senegal, Sierra Leona, Sudáfrica, Sudán, Uganda y Yibuti.

El documento revela que el coste de los conflictos en estos 23 países se elevó a 284.000 millones de dólares entre 1990 y 2005 y que los países africanos afectados por conflictos, guerras civiles o insurgencia han visto reducida su economía en una media de un 15 por ciento anual. El continente pierde unos 18.000 millones de dólares al año como resultado de los conflictos armados.

Estos costes son tanto directos --gasto militar, destrucción de infraestructuras, gastos médicos, cuidado de desplazados-- como indirectos --oportunidades perdidas, cese casi total de la actividad económica, desvío de ingresos procedentes de los recursos naturales, desempleo y falta de servicios públicos, traumas entre la población--. "Mueren más personas, sobre todo mujeres y niños, por causas derivadas de los conflictos que por el conflicto en sí", advierte el estudio.

Por ejemplo, en Guinea-Bissau, la tasa de crecimiento proyectada sin conflicto habría sido del 5,24 por ciento para el periodo 1998-1999, pero la tasa de crecimiento real fue de menos 10,15 por ciento. En Burundi, la tasa de crecimiento proyectada entre 1993 y 2005 era del 5,5 por ciento y el crecimiento real fue de menos 1,1, con una pérdida de 5.700 millones de dólares del PIB. En Ruanda, se calcula que el coste del daño material causado durante el genocidio de 1994 fue de cerca de 1.000 millones de dólares, y en la RDC el coste de reconstrucción se cifra en 20.000 millones de dólares.

Otro ejemplo significativo es el del norte de Uganda, afectado por los enfrentamientos del Ejército de Resistencia del Señor (LRA) con las fuerzas armadas, y por los consiguientes abusos contra la población por parte de los dos bandos. El informe revela que los costes militares derivados únicamente de este conflicto suponen un 28 por ciento del total, que las pérdidas en agricultura y ganadería, principales fuentes de sustento para la población, son del 20 por ciento, que las pérdidas de ingresos procedentes del turismo son del 14 por ciento y que los costes médicos relacionado con la guerra suponen más de un 10 por ciento del total.

SIDA, AGUA POTABLE Y SANEAMIENTOS

Aparte, los países africanos que sufren conflictos armados tienen de media un 50 por ciento más de mortalidad infantil, un 15 por ciento más de personas desnutridas, una esperanza de vida cinco años más baja que los países en paz, un 20 por ciento más de analfabetismo entre los adultos, 2,5 menos médicos por paciente y 12,4 por ciento menos comida por persona. La mitad de las víctimas mortales de los conflictos son varones de entre 15 y 29 años de edad.

Otro dato revelador del informe es que se calcula que las pérdidas netas de la producción agrícola debidas a la violencia armada en África alcanzaron los 25.000 millones de dólares entre 1970 y 1997, lo que "equivale a las tres cuartas partes de toda la ayuda internacional para ese mismo periodo".

Según la portavoz de Intermón Oxfam, Consuelo López-Zuriaga, "con los 18.000 millones de dólares al año que calculamos que pierden las economías africanas por causa de los conflictos podría resolverse la crisis del sida, prevenir la malaria y la tuberculosis, o proporcionar agua potable, sistemas de saneamiento y educación a la población".

En todo caso, los autores del informe son conscientes de que los datos recogidos subestiman la realidad, ya que no incluye el impacto económico en los países vecinos, que pueden sufrir la inseguridad política y un flujo repentino de refugiados. Se calcula que una guerra civil reduce el nivel de crecimiento de los países vecinos en cerca de un 0,9 por ciento e incrementa el gasto militar de estos países. Por ejemplo, tras la escalada de la tensión en Costa de Marfil en 1999, Burkina Faso aumentó su inversión militar en un 52,6 por ciento ese mismo año.

Además, el estudio sólo cubre los periodos de combate, pero muchos de los costes de la guerra, como el incremento del gasto militar y las dificultades económicas, continúan mucho tiempo después de que la lucha haya terminado.

En países afectados por la guerra, los costes directos de la violencia "palidecen en comparación con los costes indirectos medidos en pérdidas de oportunidades", prosiguen los autores del informe. Entre estos costes indirectos destacan la inflación, la deuda y el alto desempleo o el desvío a particulares de los ingresos por la explotación de recursos naturales, en lugar de ser invertidos en el conjunto de la nación.

LAS ARMAS

Los combatientes que ignoran las normas de la guerra y cometen abusos de los Derechos Humanos reciben casi siempre sus suministros de fuera del continente, según las organizaciones autoras del informe. El arma más utilizada en los conflictos africanos es el fusil de asalto kalashnikov, cuyo modelo más conocido es el AK-47. Se calcula, según el informe, que el 95 por ciento de estos fusiles proceden de países no africanos.

Aparte, "el informe apunta que, pese a la dificultad para establecer el origen de la munición que se utiliza en África, se puede afirmar que España es la principal suministradora de munición del África Subsahariana", afirmó el coordinador de campañas de Fundació per la Pau, Eugeni Barquero. Necesitamos que haya reglas claras sobre el comercio de armas que garanticen que esas municiones no llegan a países que sufren graves conflictos".

Según las ONG, los Gobiernos del continente están convencidos de la necesidad de controlar las transferencias de armas y ya han adoptado iniciativas "esperanzadoras a nivel regional". "Son pasos importantes pero no pueden resolver el problema por sí mismas", ya que "el comercio de armas es una industria global y necesita un Tratado sobre Comercio de Armas global y legalmente vinculante", advierte el informe.