Actualizado 31/01/2014 18:45

Angélique Namaika, la violencia en primera persona

Religiosa congoleña Angelique Namaika
Foto: EUROPA PRESS

MADRID, 31 Ene. (EUROPA PRESS) -

   Decenas de mujeres que fueron secuestradas y sufrieron "atrocidades" por parte de grupos armados, entre ellos, el grupo rebelde ugandés Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés), encabezado por Joseph Kony, salen adelante cada día en Dungu, República Democrática del Congo, gracias al trabajo de la religiosa Angélique Namaika, que se encuentra en España para recoger el Premio a la Fraternidad 2013 que otorga la Revista Mundo Negro.

   Namaika, que también fue galardonada el pasado otoño con el premio Nansen que concede la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), recogerá este sábado el nuevo galardón en el marco de la 26 edición del Encuentro de Antropología y Misión que organiza Mundo Negro y los Misioneros Combonianos bajo el lema 'Refugiados. Voces para la esperanza'.

   La hermana Angélique Namaika es una monja congoleña que lleva una década trabajando en Dungu, una localidad remota y aislada en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC). Allí, acoge a mujeres y niñas desplazadas, muchas de ellas, procedentes de la zona fronteriza entre Uganda, Sudán y Congo, que han sido obligadas a huir de sus hogares por los grupos armados.

   La religiosa ofrece a estas mujeres refugiadas cursos de alfabetización, para que aprendan la lengua local, el lingala, y puedan sociabilizarse, cursos de corte y confección y también de cocina para que en el futuro puedan montar sus propias tiendas o restaurantes y sacar adelante a sus hijos. También trabajan en las plantaciones comunitarias.

   Estar ocupadas, según apunta Namaika, les ayuda a olvidar las "atrocidades" que han vivido y a "arrancar" de ellas la "cultura del odio", para que no la aprendan sus hijos.

   La Iglesia en la R.D. del Congo, según señala Namaika, "suplica" a los dirigentes "que la paz vuelva al país" al tiempo que pide a los fieles que recen por la conversión de quienes hacen el mal. Precisamente, Namaika pidió al Papa durante un encuentro en el Vaticano que rezara por la conversión de Joseph Kony.

   La hermana Angélique también fue desplazada a causa de la violencia en 2009 y conoce en primera persona lo que significa tener que dejar todo atrás, irse a la selva "con lo puesto" y pasar las noches bajo una lona sin poder dormir por el "miedo". Y aunque apunta que no se ha enfrentado directamente al LRA, ha visto su violencia en los cuerpos de tantas mujeres y niños con los labios, piernas y brazos amputados como consecuencia de disparos.

   La religiosa recuerda que durante tres meses estuvo durmiendo en la selva bajo la lona y desplazándose hasta la ciudad por el día con su bicicleta para atender a las mujeres que huían de la violencia y cosechar su huerto. Namaika cuenta que tenía miedo pero que Dios le dio fuerzas a través de una canción que dice 'Haz de mí todo lo que quieras' y que ella repetía a todas horas.

   ACNUR calcula que actualmente unas 320.000 personas se encuentran desplazadas en la región de Dungu a causa de actividades relacionadas con el LRA o por la amenaza de ataques. Además de los abusos sufridos, estas mujeres y menores vulnerables a menudo se ven condenadas al ostracismo por sus propias familias y comunidades a causa de la difícil situación que han vivido, según la organización.