Actualizado 27/08/2007 21:13

Ecologistas afirman que utilizar veneno para eliminar topillos supone un "evidente" riesgo para la salud pública

MADRID, 27 Ago. (EUROPA PRESS) -

El uso de grano envenenado con el fin de erradicar a los topillos tiene un "evidente" riesgo para la salud pública y la supervivencia de numerosas especies cinegéticas y protegidas, según afirmaron hoy en un comunicado conjunto la Federación de Consumidores en Acción (FACUA), WWF/Adena, Seo/BirdLife, Plataforma para la defensa de la Cordillera Cantábrica, Fundación Global Nature, Ecologistas en Acción y Ascel.

Las mayores concentraciones de topillos se dan en zonas con cierta humedad y en las cercanías de vegas, arroyos y humedales. De esta forma, el ahogamiento masivo de topillos y otras especies "repletas" de sustancias tóxicas podría llevar de manera indirecta estos productos a manantiales, arroyos y acuíferos, acabando en el agua que posteriormente consumen personas y ganado doméstico, aseveraron las asociaciones.

La Junta de Castilla y León reconocía la semana pasada que "no puede garantizar" que el grano envenenado que se está distribuyendo en más de 600 municipios de la región, no sea accesible a especies distintas del topillo. Según las asociaciones, horas después del comienzo de la media veda, la Consejería de Sanidad de la Junta emitió un comunicado recomendando, para evitar intoxicaciones, no consumir ninguna de las especies cinegéticas abatidas en las zonas donde se ha dispersado la 'clorofacinona'.

La media veda es una época de caza en la que se capturan distintas especies de palomas, así como codornices, todas ellas consumidoras de grano y habitualmente consumidas por los cazadores o en establecimientos especializados. Además, son especies migradoras, por lo que los municipios que no han sido tratados con 'colorofacinona' "corren un riesgo alto" de recibir aves intoxicadas provenientes de otras zonas.

El tratamiento con grano envenenado puede traer consigo la desaparición "masiva" de especies como la liebre y el conejo, pues los mamíferos son "especialmente sensibles" a esta sustancia. Por otro lado, la grave afección a las aves también supone un "serio revés" para especies como perdices rojas, anátidas, codornices, palomas o perros de caza.

Especies predadoras consumirán los topillos intoxicados y morirán por "intoxicación secundaria". Entre los predadores de roedores que se verán afectados "destacan" más de 30 especies, carnívoros terrestres, rapaces nocturnas y diurnas, reptiles y córvidos, todos ellos eficaces cazadores de topillos, lo cual supondrá que el control de roedores no sea el deseado, "ni ahora ni en años venideros", cuando la población de topillos "se estabilice por su propia evolución cíclica".