Actualizado 21/09/2010 19:12

Las forenses ven "improbable" que el acusado de matar a dos homosexuales se hiriese al forcejear con una de las víctimas

Creen que puede discernir entre el bien y el mal y descartan que actuase bajo los efectos de alcohol y drogas


VIGO, 21 Sep. (EUROPA PRESS) -

Las forenses que han declarado este martes en el juicio que se sigue contra el acusado del doble crimen de la calle Oporto de Vigo han desmontado uno de los argumentos del autor confeso, Jacobo Piñeiro Rial, al considerar "muy poco probable" que éste se hiriese en la mano en un forcejeo con una de las víctimas y que luego lograse asestarles 57 puñaladas.

Estas peritos han explicado que la herida que presentaba en la mano derecha dejó inutilizados dos dedos, al seccionarse los tendones flexores, por lo que perdería fuerza y capacidad de sujetar cualquier arma. Por ello, han señalado que Jacobo tuvo que lesionarse en esa mano después de haber asestado las cuchilladas a Julio Anderson Luciano e Isaac Pérez Triviño, y no antes.

Esta explicación refuerza la hipótesis de las acusaciones, que mantienen que Piñeiro no inició el ataque en respuesta a una amenaza y para defenderse --en su declaración dijo que fue atacado por Anderson y que, en el forcejeo, logró arrebatarle el cuchillo--, sino que probablemente se hirió al resbalarle la mano cuando infligía alguna de las cuchilladas a sus víctimas.

El autor del doble crimen asestó a los dos jóvenes un total de 57 puñaladas con dos cuchillos diferentes, todas ellas cuando mientras estaban con vida. Además, los cuerpos presentaban quemaduras 'post mortem', ya que el acusado prendió cinco focos de fuego para incendiar el piso, dos de estos focos sobre los propios cadáveres.

AUTOPSIAS

Según las autopsias, Julio presentaba 22 lesiones por arma blanca distribuidas por cabeza, cuello, hemitórax derecho, abdomen, piernas, espalda y mano izquierda. De ellas, una en el abdomen fue mortal por sí misma, ya que le seccionó la arteria ilíaca y provocó una hemorragia masiva; mientras que otra de las cuchilladas le seccionó los nervios del hombro y dejó su brazo derecho completamente inutilizado, y quedó "prácticamente indefenso".

El cuerpo de Isaac tenía 35 heridas por arma blanca en cara, cabeza, cuello, tórax, brazos y espalda y, según las forenses, tres de las que sufrió en el tórax son mortales por sí mismas, ya que afectaron a la tráquea, la vena cava y un pulmón. Además, esta víctima presentaba heridas de defensa, unas lesiones casi ausentes en el caso del otro fallecido.

En el caso de Isaac, las forenses han reconocido que las últimas puñaladas que recibió fueron las de la cara, un tipo de heridas que "no es frecuente" y que, según han explicado, "algunos autores asocian con cuestiones emocionales o con un intento de desfigurar a las víctimas".

EXAMEN DEL ACUSADO

En el caso del acusado, las forenses le realizaron un examen físico tras su detención y confirmaron la existencia de varios cortes en la mano, uno de los cuales le inutilizó dos dedos, así como cortes superficiales en la cabeza y en las piernas. Tal y como han apuntado ante el tribunal, esas lesiones son compatibles con mecanismos de defensa o bien con la posibilidad de que el propio autor de los hechos "se hubiera lesionado a sí mismo de forma pasiva".

En cuanto al consumo de drogas y alcohol, una circunstancia que la defensa pretende utilizar como eximente en la condena, las médicos forenses han explicado que, pese a que los análisis confirman un consumo de cocaína, los efectos de esa sustancia sólo se mantendrían durante dos horas en combinación con alcohol.

Así, las acusaciones deducen que, si el acusado consumió por última vez sobre la medianoche, no podía estar bajo los efectos de la droga cuando cometió el crimen, cuatro horas después.

COCIENTE LÍMITE

Las forenses también han confirmado que el "cociente intelectual límite" del acusado no le impide discernir lo que está bien de lo que está mal, y que, de hecho, es una persona "autónoma" que "es capaz de manejarse" sin problemas de adaptación.

Una de las doctoras ha apuntado que Piñeiro "conoce las diferencias entre lo que hay que hacer y lo que no, lo que es legal y lo que es ilegal" y "puede discernir las consecuencias de sus actos". También ha recordado que el acusado tuvo, cuando cometió el crimen, una "capacidad de planificación" porque infligió las heridas en varios momentos diferentes, arrastró uno de los cuerpos, prendió varios focos de fuego, se duchó y metió varias cosas en una maleta antes de abandonar el piso. "Es una conducta elaborada y planificada con un fin", ha concluido.