Actualizado 10/10/2007 21:13

Los hábitats costeros desaparecen entre 4 y 10 veces más rápido que las selvas tropicales

Las praderas submarinas del litoral español están en declive, con una pérdida del 5% anual, que se incrementa en los años más calurosos


MADRID, 10 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los hábitats costeros (corales manglares, marismas y praderas submarinas) están desapareciendo entre 4 y 10 veces más rápido que las selvas tropicales y se han convertido en los ecosistemas más amenazados de la biosfera, según denunciaron este miércoles expertos españoles y extranjeros. Todos ellos participan en Madrid en el III Debate sobre Biología de la Conservación, organizado por la Estación de Investigación Costera del Faro de Cap Salines y patrocinado por la Fundación BBVA.

El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Duarte, que actuó de moderador, indicó que la rápida urbanización y creación de infraestructuras en la zona costera y los efectos del cambio climático contribuyen a su desaparición, que aumenta la vulnerabilidad de la línea de costa, reduce la producción de alimentos para consumo humano y conlleva una grave pérdida de biodiversidad.

Así, al rápido incremento de la población en el último siglo (las zonas costeras acogen al 60 por ciento de la población mundial) y la urbanización, construcción de infraestructuras y destrucción de ecosistemas, se une el aumento del vertido de nitrógeno, fósforo y materia orgánica, que ha llevado al deterioro de las aguas y sedimentos de buena parte de la zona costera global. En total, estos hábitats desaparecen a un ritmo anual que oscila entre el 1,2 y el 9 por ciento.

OCÉANOS SIN OXÍGENO.

En este sentido, Scott Nixon, de la Universidad de Rhode Island (Estados Unidos), recordó que la degradación de los ecosistemas costeros por el aporte excesivo de nitrógeno y fósforo (eutrofización), debido al vertido de fertilizantes para la agricultura, no es un fenómeno creciente, aunque en la actualidad se ha producido un incremento global de la existencia de "hipoxia" (falta de oxígeno por debajo de los 2 miligramos por litro causa la mortalidad de los organismos) en estas zonas.

Además de los fertilizantes agrícolas, Nixon advirtió de que existe una relación entre la pérdida de salud por el consumo excesivo de carne en sociedades desarrolladas y la pérdida de salud en sus ecosistemas costeros por las enormes emisiones de nitrógeno asociadas a la producción de carne".

En el litoral español, las praderas submarinas están en declive, con una pérdida del 5 por ciento anual, que aumenta en años, como 2003, con un fuerte calentamiento de aguas en el Mediterráneo, según señaló la investigadora del CSIC Nuria Marbá, que presentó los resultados del proyecto 'Praderas'. "En el Parque Nacional del Archipiélago de Cabrera la tasa de mortalidad de estas praderas aumenta un 3 por ciento por cada grado que sube la temperatura", aseguró.

UN CAMPO DE FÚTBOL EN 30 MINUTOS.

A nivel global, Bill Deninson, del Centro de Ciencias Ambientales de la Universidad de Maryland (Estados Unidos), advirtió de que cada 30 minutos se pierde masa de praderas submarinas equivalente al tamaño de un campo de fútbol. Esta estimación sólo corresponde al 9 por ciento de las praderas estudiadas, por lo que este experto considera que en realidad se pierde masa equivalente a 10 campos de fútbol a la hora. En conjunto, se estima que el 54 por ciento de las praderas han perdido su cobertura.

Los arrecifes de coral tampoco se libran de estos impactos, ya que un 44 por ciento han sido destruidos o están a punto de desaparecer. El director del 'Australian Research Council Centre of Coral Reef Studies', Terry Hughes, explicó que los efectos combinados de la sobrepesca, la contaminación y el cambio global están dañándolos gravemente y causando su sustitución por algas.

Del mismo modo, la mitad de las marismas costeras y un 35 por ciento de los manglares también se han perdido, según comentó Iván Valiela, profesor del 'Ecosystems Center del Marine Biological Laboratory, en Woods Hole (Estados Unidos). En este caso, el aumento de nivel del mar asociado al cambio climático, derivado de la actividad humana, es la mayor amenaza.

Todos ellos consideran esencial que se reduzcan las pérdidas se inicie su restauración porque las consecuencias no son sólo ecológicas sino también humanas. "La mortalidad en las aldeas del sudeste asiático asoladas por el tsunami de 2004 habría sido mucho menor de haberse mantenido una hectárea de extensión de estos ecosistemas --dijo Duarte--. Al igual que el impacto del huracán Katrina, un año después den Nueva Orleans (Estados Unidos), habría sido inferior de no haber dañado el diseño de la ciudad las marismas que ocupaban el Delta del Missisipi".