Actualizado 15/04/2009 15:54

Lorente pide que se distinga el caso de Adra de la violencia machista, porque "comparten escenario" pero son diferentes

MADRID, 15 Abr. (EUROPA PRESS) -

El delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, Miguel Lorente, descartó hoy que la violencia entre parejas del mismo sexo tenga la misma incidencia que la que se produce entre heterosexuales, en relación al asesinato de Manuel L. en la localidad almeriense de Adra, presuntamente a manos de su ex marido, que después se suicidó. Según apuntó, es importante distinguir ambas tipologías violentas porque si bien comparten "escenario", tienen un significado "muy diferente".

"No creo que este tipo de violencia sea algo tan extendido, porque en la violencia de género estamos hablando de una violencia normalizada y presente, de una violencia que cuando la valoramos estadísticamente a nivel de toda la sociedad en la macroencuesta, supone unos 400.000 casos al año, unas dimensiones muy elevadas en proporción incluso al número de relaciones de pareja que hay", señaló Lorente en declaraciones a Europa Press.

No obstante, manifestó su "preocupación" por el reciente crimen de Adra e incidió en que todas las manifestaciones de violencia "son absolutamente reprobables" y están igualmente perseguidas por el Código Penal, porque aunque no se trate de una expresión de la violencia específica del hombre sobre la mujer en el ámbito de una relación afectiva, sus víctimas están amparadas por la legislación española.

En cuanto a la diferencia en sí entre la violencia de género y el resto de manifestaciones, Lorente incidió en que la que padece la mujer "está basada en una construcción cultural histórica" que le confiere unas características reconocibles propias, entre las que señaló la relación de dominio y desigualdad que establece el hombre en la pareja, el cierto amparo social que recibe esta conducta y las dificultades de la víctima para reconocerse como tal y denunciarlo.

Asimismo, señaló "la autojustificación moral" que encuentran los asesinos machistas y que ven en la violencia sobre la mujer un "refuerzo de su masculinidad" hasta el punto de que el violento acaba suicidándose o entregándose a la policía. "Este tipo de componente es muy importante, porque surge como elemento de premeditación y (...) habría que analizarlo en el caso de violencia entre parejas del mismo sexo para saber cuáles son los desencadenantes", apostilló.

"Por todo ello hacía falta una ley que incluyera elementos de carácter preventivo para romper esas dinámicas que tienden a perpetuar la violencia sobre la mujer", señaló Lorente, para incidir en que la Ley Integral contra la violencia de género, que no se aplica en el caso de Adra, "actúa sobre los factores culturales que dan lugar a sa violencia y que no existen entre parejas del mismo sexo".