Actualizado 25/01/2010 17:49

Las nucleares españolas acumulan más de 3.569 toneladas de residuos radioactivos

BARCELONA, 25 Ene. (EUROPA PRESS) -

Los ocho reactores que conforman el parque nuclear español acumulan más de 3.569 toneladas de residuos radioactivos, almacenadas en la actualidad por separado en las piscinas de combustible gastado, o en contenedores sellados al aire libre, como es el caso de la central de Trillo, en Guadalajara.

Sin embargo, la capacidad de las piscinas --que enfrían el combustible durante un mínimo de cinco años antes de su almacenamiento exterior-- es limitada, y su saturación será una realidad en 2013 en el caso de uno de los reactores de Ascó (Tarragona). La otra piscina de Ascó se saturará en 2015, y la dinámica se repetirá en Santa María de Garoña (2019), Vandellòs II (2020), Cofrentes y Almaraz I (2021), y finalmente en Almaraz II (2022).

Según datos del Foro Nuclear Español, la central de Trillo tiene en la actualidad almacenadas más 403 toneladas de combustible gastado, y de ellas 158 ya se encuentran fuera de las piscinas, en 16 contenedores ubicados en una instalación de almacenamiento en seco, al aire libre.

Según los datos a 31 de diciembre de 2008, los dos reactores de Almaraz acumulan 1.018 toneladas de residuos, Ascó 880, Cofrentes 551, Vandellòs II 386, y Santa María de Garoña 331. Pero hoy en día los totales son superiores y lógicamente no dejarán de crecer, como atestiguan los procesos de recarga de combustible llevados a cabo en 2009 en el caso de como mínimo dos centrales catalanas.

A todo esto hay que sumar el combustible de la cerrada Vandellòs I, central en proceso de desmantelamiento, que actualmente se reprocesa en Francia en virtud del acuerdo firmado en su momento, pero que en un principio debían ser aceptados de vuelta y gestionados en España a partir de 2010.

Ante este panorama, la industria nuclear española considera imprescindible la construcción de un Almacén Temporal Centralizado (ATC) que acoja los residuos de todo el país, para ser gestionados de una manera conjunta que optimice el control y la seguridad del proceso, al estilo de otros países como Alemania, Francia, Holanda, India y Japón.

Aun así, el debate de fondo es la idoneidad de la energía nuclear, ya que parte del combustible gastado que genera continúa siendo radioactivo y con potenciales efectos nocivos para la salud de los seres vivos durante cientos de miles de años en algunos casos.

El Gobierno, por su parte, prevé la construcción de un ATC y para ello ofrece al municipio que quiera albergarlo una inversión inicial de 700 millones de euros, que se completarán con una aportación anual de otros seis, y un centenar de puestos de trabajo.

Dicho ATC estará diseñado para acoger 6.700 toneladas de elementos combustibles durante 60 años, aunque está previsto que pueda ampliarse si así se requiere. De hecho, solo con los residuos actuales almacenados en las piscinas, el almacén tendría asegurada de inicio una ocupación superior al 50%.

Las principales críticas ecologistas se centran en que el cementerio nuclear se construirá sin que exista un calendario de cierre definitivo de las nucleares españolas, además de sin el consenso territorial adecuado, lo que a su juicio perpetuará un modelo energético contrario a sus principios.

En medio de esta tormenta, en la que pocos son los que públicamente quieren dar su apoyo sin fisuras a una construcción de este tipo, los municipios deben presentar sus candidaturas antes del 31 de enero para que el Gobierno decida durante los próximos meses. Por el momento ya es oficialmente candidato Yebra (Guadalajara), a la espera de lo que decida mañana el pleno extraordinario convocado en Ascó.