Actualizado 24/11/2010 12:34

El primer ministro neozelandés promete una investigación tras confirmarse la muerte de los 29 mineros atrapados


GREYMOUTH (NUEVA ZELANDA), 24 Nov. (Reuters/EP) -

El primer ministro neozelandés, John Key, ha prometido este miércoles que se llevará a cabo una investigación para esclarecer lo ocurrido después de que se haya confirmado la muerte de los 29 mineros que estaban atrapados en un pozo tras producirse una segunda explosión de gas.

Los mineros estaban atrapados en el túnel principal de 2,3 kilómetros de la mina de carbón Pike River desde la noche del viernes, cuando se produjo una explosión de metano. Otros dos operarios consiguieron huir y salir a la superficie cuando se produjo la tragedia en esta mina de la isla Sur.

"Hoy todos los neozelandeses lloran por estos hombres. Somos una nación de luto", ha señalado Key en un mensaje a la nación en el que anunció que se llevará a cabo una exhaustiva investigación de la tragedia. "Nueva Zelanda es un país pequeño (...) en el que somos los cuidadores de nuestros hermanos. Perder a tantos hermanos de una vez es un duro golpe", ha añadido.

Poco antes, el superintendente de la Policía, Gary Knowles, había anunciado que no había opciones de rescatar con vida a los mineros ya que se había producido una nueva explosión, más potente que la primera.

"Desgraciadamente tengo que informar a la población de que a las 14:37 horas hubo otra potente explosión bajo tierra y como consecuencia de esa explosión nadie sobrevivió", explicó Knowles, quien reconoció que esta ha sido una de las "cosas más trágicas" que ha tenido que hacer como policía.

La presencia de gases tóxicos mortales y el temor a nuevas explosiones habían impedido que los equipos de rescate entraran en el pozo, pese a las peticiones de los familiares de los mineros atrapados, de entre 17 y 62 años de edad. Los equipos de rescate emplearon robots y otros equipos electrónicos para determinar si había alguien con vida en la mina, pero no se llegaron a constatar signos de ningún superviviente desde la primera explosión.

El miércoles por la mañana los equipos de rescate ya habían advertido de que había muy pocas probabilidades de que ninguno de los mineros siguiera vivo, pero siguieron estudiando los niveles de gases tóxicos con la esperanza de que finalmente se pudiera proceder al rescate. Sin embargo, cuando un equipo de 16 hombres se preparaba para la posible entrada en el pozo se produjo la nueva explosión.

Así la cosa, el director de la mina, Peter Whittall, ha prometido que se hará todo lo posible para recuperar los cuerpos de las víctimas. "Todavía tenemos que traer de vuelta a nuestros chicos y vamos a hacer todo lo posible", ha asegurado.

No obstante, ha reconocido que la mina sigue siendo insegura para intentar entrar. "Siendo realistas, muchos no habrían salido de vuelta vivos incluso sin la segunda explosión", ha admitido, subrayando que "sigue habiendo una fuente de ignición, sigue habiendo metano procedente de esa explosión".

En su opinión, la segunda explosión, "un acontecimiento natural que podría haber ocurrido el segundo o el tercer día", confirma que fue lo correcto no enviar al interior a un equipo de rescate. "Esto significa que se han salvado vidas porque hicieron lo correcto. Estoy seguro de que los hombres en el interior lo habrían entendido", ha añadido.

Según ha explicado el alcalde de la localidad donde se encuentra la mina, Tony Kokshoorn, la segunda explosión estuvo causada por "una mezcla letal que incendió toda la mina". "Fue una explosión mucho mayor que la primera y ese punto fue el final para todos", ha indicado, reconociendo que se trata de "el momento más negro para la costa oeste".