Actualizado 11/12/2008 20:18

La suciedad, la violencia y el trato inhumano caracterizan a algunas de las abarrotadas cárceles rumanas

ESTRASBURGO (FRANCIA), 11 Dic. (Reuters/EP) -

La suciedad, la violencia y el trato inhumano son elementos que se pueden observar con frecuencia en algunas de las abarrotadas cárceles de Rumanía, según asegura el Consejo de Europa en un informe publicado hoy por un grupo de inspectores que visitaron más de una docena de comisarías de Policía, prisiones y hospitales psiquiátricos de todo el país.

Los inspectores calificaron de "inhumanas o degradantes" las condiciones en que se encuentran las personas en algunas de estas instalaciones. "La mayoría de los reclusos permanecían encerrados en sus celdas entre 23 y 23 horas y media diarias", dice el informe en referencia a las cárceles examinadas.

El Consejo de Europa indicó también que el hacinamiento que constató en una prisión de la ciudad de Bacau hace que los presos sólo dispongan de un metro cuadrado de espacio, en lugar de los 4,2 metros cuadrados que recomienda este organismo.

En ese mismo centro penitenciario, las celdas para menores de edad son "una ofensa a la dignidad humana", reza el informe, que señala que en una de esas celdas 26 chicos comparten doce "camas raídas infestadas de piojos". En otras cárceles, que los inspectores describieron con deterioradas, los presos presentaban heridas por hechos violentos.

Asimismo, el equipo del Consejo de Europa aseguró que en los hospitales psiquiátricos se recurre a la técnica del electroshock y al uso de camisas de fuerza y que algunos pacientes están malnutridos. También manifestó su preocupación por el hecho de que algunos pacientes sean utilizados como conejillos de indias para realizar ensayos médicos.

El Consejo de Europa llevó a cabo la inspección en 2006, y las autoridades rumanas mantienen que las condiciones de los hospitales psiquiátricos y otras unidades para tratamientos especiales han mejorado considerablemente después de que Rumanía entrase en la Unión Europea, en 2007, en parte gracias a una inversión de unos 100 millones de euros.

El ministro saliente de Sanidad, Eugen Nicolaescu, declaró a la agencia de noticias Reuters que le parece "extraño" que el Consejo publique unos resultados que tienen tres años de antigüedad y los presente como si fuesen "deficiencias actuales". "Las instalaciones de tratamiento han sido modernizadas, las prácticas que se llevan a cabo son sólo prácticas modernas", agregó.

Junto con el informe, el Consejo de Europa publicó la respuesta que dio el Gobierno rumano en 2007, tras la finalización del estudio. Bucarest dijo entonces que se estaba ocupando de los problemas detectados y que no hay pruebas que apoyen las acusaciones relativas al uso de enfermos como conejillos de indias.