Actualizado 04/03/2010 18:37

Suspenden el rescate de supervivientes en algunas zonas

Terremoto en Chile
Reuters

La calma retorna progresivamente a Concepción, tras los saqueos y disturbios


CONSTITUCIÓN (CHILE), 4 Mar. (Reuters/EP) -

Los grupos de rescate abandonaron este jueves la búsqueda de supervivientes en algunas zonas del centro y el sur de Chile devastadas por el sismo de 8,8 grados en la escala de Ritcher que provocó varios tsunamis, mientras el mar devolvía decenas de cadáveres a las costas chilenas.

Aterrorizados por las réplicas, los residentes de las localidades de la costa del Pacífico pasaron la noche en terrenos elevados por temor a que olas gigantes volvieran a barrer lo poco que queda en pie en puertos y caletas golpeados el sábado por el seísmo de 8,8 grados, uno de los más fuertes de la historia reciente.

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, ha señalado que su país necesitará probablemente ayuda financiera internacional para reconstruir las zonas devastadas, en un proceso que podría demorar hasta cuatro años.

Aunque la cifra oficial de muertos quedó en más de 800 desde hace 24 horas, cientos de personas siguen sin ser ubicadas, lo que hace sugerir que la cantidad de fallecidos aumentará. Miles de personas, entre tanto, siguen utilizando redes sociales como Facebook para localizar a sus familiares.

En Constitución, una maltrecha zona industrial costera a 360 kilómetros al sur de Santiago --donde tres tsunamis barrieron una isla donde acampaban cientos de personas--, rescatistas con perros adiestrados venidos de todo Chile buscaban cadáveres que luego apilan en una morgue improvisada en un gimnasio.

"Hoy ya se esta sólo en las tareas de búsqueda de cadáveres. Es muy poco probable encontrar sobrevivientes", afirmó a Reuters Humberto Silva, jefe de operaciones de bomberos de la norteña localidad de Coquimbo.

El mar está devolviendo cuerpos en las playas de la zona, dijo un testigo de Reuters. Buzos tácticos fueron destinados a recogerlos.

Pueblos costeros, caletas y puertos fueron borrados del mapa por las olas de hasta 15 metros de altura provocadas por el sismo. En algunas áreas, el agua entró más de dos kilómetros dentro del continente.

SE REACTIVA LA MINERÍA

Aunque la actividad minera --el corazón de la economía chilena-- retomó su actividad, todavía la infraestructura clave para la economía como refinerías, plantas siderúrgicas y de celulosa, embotelladoras, fábricas de alimentos y caminos no ha podido arrancar por los daños ocasionados por el gran seísmo.

"Yo creo que (la reconstrucción demorará) por lo menos prácticamente todo el gobierno próximo o por lo menos tres años del gobierno próximo", aseguró a una radio local Bachelet, quien la semana próxima entregará el poder a un Gobierno de derecha.

"Este es un terremoto devastador, 8,8, afecto a seis zonas del país con distintos grados, pero creo que todavía no tenemos esa dimensión exacta del daño en algunas partes", agregó la mandataria chilena.

REGRESA LA CALMA A CONCEPCIÓN

En la ciudad de Concepción, unos 500 kilómetros al sur de Santiago y a pocos kilómetros de epicentro del seísmo, policías y bomberos aún buscaban supervivientes en grandes edificios derrumbados. Otros iban casa por casa con la esperanza que encontrar con vida a personas denunciadas como desaparecidas.

"Ahora están destinado personal para buscar lugar por lugar. En algunos casos trabajamos con perros rescatistas, en otros lados están bomberos y rescatistas especializados", dijo un carabinero (policía militar) en la segunda ciudad más grande de Chile.

Pero no fue hasta este miércoles cuando comenzó el reparto de ayuda humanitaria en Concepción, después de que volviera la calma tras dos días de caos con saqueos a supermercados y robos a casas particulares que obligaron al Gobierno a declarar el toque de queda y a militarizar la zona. Pese a la mayor tranquilidad, vecinos aún se mantenían organizados para custodiar sus casas ante posibles saqueos.

Dos supermercados ya abrieron durante seis horas en la ciudad, que luce desolada hasta el mediodía, cuando los habitantes fueron autorizados a salir de sus casas para, tras hacer largas colas, conseguir alimentos y combustible.

A unos kilómetros de allí, en la aldea de Dichato, el insoportable olor de los cadáveres obligaba a la gente a cubrirse la nariz con mascarillas y pañuelos. En la playa, la arena estaba llena de peces muertos y escombros y en el mar había botes semi hundidos.

A pesar de ser conocido como un país preparado para resistir los embates de los seísmos, el sistema de alarma temprana de tsunamis y las comunicaciones fallaron, aparentemente porque la Armada descartó en un principio ese riesgo debido a que ubicó erróneamente el epicentro del sismo en tierra.