Actualizado 07/04/2008 21:53

El teólogo Françoise Houtart niega que los biocombustibles "sirvan para salvar el clima sino el capitalismo"

GIJÓN, 7 Abr. (EUROPA PRESS) -

El teólogo francés Françoise Houtart, profesor emérito de la Universidad Católica de Lovaina y fundador de la revista 'Alternatives Sud', afirmó hoy, antes de su intervención en una jornada sobre biocarburantes en la Empresa Municipal de Aguas de Gijón, que la producción de 'agrocombustibles' -como los llama_"no es realmente para salvar el clima, sino para salvar el capitalismo".

En su opinión, frente a quien piensa que son "casi un milagro" para luchar contra el cambio climático, la realidad es "bastante diferente", dada la destrucción de selvas o los efectos en la biodiversidad.

A este respecto, añadió que la acción sobre el clima no es "tan positiva", ya que si se toma el factor combustión de los vehículos puede haber menos contaminación, pero cuando se abarca todo el ciclo de producción y transformación "no hay realmente progreso", apostilló. "El beneficio es más bien mercantil", agregó.

En segundo lugar, indicó que no se toma en cuenta lo que no entra en el cálculo económico y que supone "un desastre". Como ejemplo, citó la destrucción de selvas y la biodiversidad de los suelos, el alza de de los precios de productos alimentarios en sectores como el maíz o el azúcar, utilizados para la fabricación de los agrocombustibles.

A su juicio, los efectos ecológicos son "negativos", así como los sociales, ya que se expulsa a los campesinos de sus tierras. Houtart explicó que se obliga a los campesinos a plantar monocultivos dominados por empresas multinacionales, que lo hacen en beneficio de sus propios intereses.

Por su lado, el economista y activista de los movimientos sociales de Colombia Héctor Mondragón señaló también, antes de su participación en el acto, que en su país los agrocombustibles son "un negocio generado burocráticamente", que establece beneficios fiscales y de otra índole a las empresas productores, que suele estar en pocas manos.

Según él, quien más obtiene beneficie, en su opinión, es el monopolio azucarero y los grandes propietarios que se han ido apropiando durante un proceso de 30 años de las tierras de los indígenas y campesinos. Mondragón recordó que en Colombia hay cuatro millones de desplazados debido a ello.

También señaló que mientras se cultiva para la generación de agrocombustibles su país exporta gasolina que a ellos les sale a mitad de precio. Además, puso en duda el grado de mejora en el clima que puede conseguir la aplicación de estos agrocombustibles, ya que en su país es obligatorio que los vehículos usen un 10 por ciento de combustible como el etanol y hasta el momento no se ha visto, según él, "la más mínima reducción en la contaminación ambiental". Por contra, los residuos que provocan en los motores suponen un alto coste de mantenimiento.

De forma paralela, aludió, sin llegar a negar posibles beneficios medioambientales, a los "evidentes efectos negativos" en el terreno social. En Colombia suele utilizarse los cultivos de caña de azúcar para el etanol y la palma aceitera para el biodiésel, aunque también se usa un pequeño porcentaje de maíz. Mondragón manifestó también que hay proyectos para experimentar con otros productos, como la yuca o la remolacha.