Actualizado 05/03/2013 17:51

Gobierno y Fundación Caja Rioja restauran 59 pinturas de Enrique Paternina que se verán en 'Haro,Luces de la Modernidad'


LOGROÑO, 5 Mar. (EUROPA PRESS) -

El Gobierno de La Rioja y la Fundación Caja Rioja han restaurado 59 pinturas de Enrique Paternina (1860-1917) que se exhibirán en 'Haro, Luces de la Modernidad'. El consejero de Educación, Cultura y Turismo Gonzalo Capellán, y el director de la Fundación Caja Rioja, Arturo Colina, han presentado este martes los cuadros.

Durante la presentación, Gonzalo Capellán ha destacado que "la exposición supondrá un hito único en la historia del arte riojano, ya que se trata de la primera vez que se mostrará la obra de Paternina, cuya calidad trasciende las fronteras locales" y ha recordado que la exposición La Rioja Tierra Abierta siempre se ha caracterizado por recuperar el patrimonio histórico artístico de la región.

En este sentido, el consejero de Educación, Cultura y Turismo ha subrayado que "en esta edición, hemos logrado reunir y restaurar la obra de un gran artista riojano, desconocido para el gran público, que gracias a la muestra obtendrá la difusión que merece y quedará para siempre como parte del patrimonio histórico de la región".

El Gobierno de La Rioja y la Fundación Caja Rioja han restaurado un total de 59 pinturas para la exposición de Haro que los visitantes podrán disfrutar en la Sección de Arte Contemporáneo del Museo del Torreón. Allí, junto a otras obras del artista jarrero, conformarán dos muestras antológicas que contarán con un centenar de obras sobre este autor y que permanecerán en la localidad desde marzo hasta octubre.

LOS LIENZOS.

Los lienzos de Enrique Paternina García-Cid, que en la actualidad custodia la Fundación Privada Hogar Madre de Dios, estaban realizados en su mayoría en lino de muy buena calidad, adquirida en establecimientos de París, Roma, Venecia, Barcelona y Sevilla, al igual que los bastidores.

El artista utilizaba principalmente la técnica de pigmentos aglutinados en aceite y los lienzos fueron enmarcados en marcos de diferentes épocas, algunos contemporáneos de la pintura y otros colocados con posterioridad.

Los trabajos de restauración, realizados por el Estudio de Arte José Luis Birigay y el Taller Diocesano de Restauración, han consistido en una consolidación general de los estratos pictóricos, eliminación de los parcheados y sustitución por suturas, realización de limpieza de la capa pictórica y reintegración cromática.

Por último, se realizó un barnizado final protector y se montaron los lienzos en sus marcos, a los que previamente se había aplicado un tratamiento de desinsectación, encolado y reajuste de las piezas, así como una limpieza en detalle, e incluso en algunos casos se eliminaron los repolicromados con purpurina y se realizó una reintegración cromática.

PRINCIPALES OBRAS RESTAURADAS.

Entre las obras restauradas está 'Retrato de Enrique Paternina' (Paris, 1900), autor desconocido. En este retrato se presenta el busto del pintor jarrero de frente, con la cabeza ligeramente ladeada volviéndose hacia el espectador, como un hombre maduro, de unos cuarenta años de edad. Este pequeño lienzo constituye uno de los mejores ejemplos de los modelos pictóricos que a partir del cambio de siglo van a imperar en su obra.

En 'Una chula' (Sevilla, 1900-1904), Enrique Paternina García-Cid retrata a una joven de pie que aparece girada volviendo el rostro hacia el espectador. Es una sencilla composición en la que la figura destaca sobre un paisaje pintoresco, muy atmosféricamente trabajado. Esta obra fue realizada por Paternina ya en el siglo XX y se amolda a la pintura costumbrista y folclórica del gusto de la sociedad andaluza.

En 'En la taberna' (1905-1917), el pintor plasma una escena de interior de temática costumbrista en la que representan varios personajes populares de Haro en una escena de la vida cotidiana. El cuadro constituye un magnífico estudio cromático y lumínico con una pincelada libre y fluida. Esta obra, realizada por Paternina en su última etapa creativa en Haro, está directamente relacionada con la pintura de gusto costumbrista.

Por último, 'Un aguacero' (1885-1893), es un paisaje en formato apaisado de un paseo rural flanqueado por farolas con pequeñas figuras de paseantes con paraguas. La composición resulta equilibrada y la obra está concebida como un ejercicio de captación ambiental y lumínica en la que la atmósfera desdibuja los contornos de las formas.

EL PINTOR.

Criado en una familia perteneciente a la burguesía agraria acomodada, el joven Enrique Paternina recibió una esmerada formación cultural que desembocó en su afición por la fotografía y, en especial, por la pintura, que se convirtió en una pasión a la que dedicó su vida.

En 1884 se trasladó a Madrid donde recibió formación académica y práctica, pero pronto comenzó a viajar por Europa para completar su formación y se relacionó con los grandes pintores de la época, incluso entabló muy buena relación con artistas de la época como Zuloaga y Regoyos.

Su pintura fue premiada en varias exposiciones universales. La obra 'La visita de la madre' obtuvo la segunda medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1892, lo que le reportó cierta fama y propició su vuelta a España.

Tras su muerte en 1917, todas las posesiones del pintor, incluidas sus obras, fueron a parar a su única heredera, su hermana Lola, que se encargó de los asuntos familiares hasta su muerte en 1947 cuando, cumpliendo con su voluntad testamentaria, sus bienes fueron legados a una fundación-asilo en la que se conservaba y mostraba la obra de Paternina, que en la actualidad custodia la Fundación Hogar Madre de Dios de Haro.