Actualizado 01/12/2014 10:38

Bienvenidos a la Hospedería Los Cactus

Paquita, en su hospedería
Foto: SALVA CAMPILLO/AYUDA EN ACCIÓN
   

GUAYAQUIL, 1 Dic. (De la enviada especial de EUROPA PRESS, Isabel Vega) -

   Paquita creía a sus 40 años que había llegado la hora de dejar Guayaquil y volver a su Manglaralto natal, una pequeña comunidad articulada en torno a una parroquia en la península de Santa Elena, al pie del Pacífico, para tener un retiro tranquilo. Sin embargo, al regreso descubrió que nada era lo que fue, las tormentas tropicales habían ido poco a poco minando la pesca, fuente básica de subsistencia en la región, y disparado la emigración y la pobreza. Tocaba arrimar el hombro.

   Paquita creía que a sus 40 años, una edad de jubilación a media vida de distancia de la europea, era de las pocas del pueblo que tras formarse y trabajar en la gran ciudad había vuelto al mismo barrio. Comprendió que tenía la responsabilidad de contribuir. Alguna de sus vecinas se había involucrado en Prodecos, un proyecto de desarrollo turístico con el Centro de Promoción Rural de la zona. Lo vio claro: la secretaria de dirección jubilada en Guayaquil montaría una pensión. De eso hace ahora 20 años.

   "Yo no pensé que fuera a tener un negocio, pensé que iba a estar tranquila y fue todo lo contrario. Aquí no había dinero para hacer hoteles, así que había que apoyar a los que venían de fuera. Había oferta turística porque Montañita está muy cerca --un enclave emblemático para los surfistas de todo el mundo-- pero faltaban alojamientos, así que iniciamos un proyecto de hospedaje comunitario dentro de las propias casas", explica Paquita.

MUJERES DE MAPEL

   Así nació la Hospedería Los Cactus, que empezó siendo la modesta vivienda que poseía en Olón (Manglaralto) acondicionada para un puñado de huéspedes y se acabó transformando en 2004, con apoyo de Ayuda en Acción, en una pintoresca y colorida casita de dos plantas, poblada de plantas y pensada para desconectar, que ofrece un servicio personalizado en seis habitaciones con capacidad para 15 personas. Desde el desayuno hasta la ruta turística por las playas y paraísos naturales que ofrece la zona.

DE VIVIENDA A HOSPEDERÍA

   "Teníamos alojamientos pero no teníamos buenas camas, ni sábanas buenas. Tampoco formación para la mejora de la atención al cliente. Nos ayudaron mucho para tener imagen de marca", señala en relación al proyecto Mujeres de MAPEL, una iniciativa de desarrollo comunitario con la que Ayuda en Acción, a través del Centro de Promoción Rural, apoya el emprendimiento femenino. Empezó en forma de pequeñas donaciones y acabó convirtiéndose en un banco de microcréditos gestionado y administrado por las propias involucradas.

   En total, nacieron 14 hospederías al abrigo de los proyectos en Olón. Por la suya pasan unas 120 personas al año, la mayoría en temporada alta, entre enero y abril, cuando el sol más aprieta en esta orilla del Pacífico. Beben de los turistas pero también de los estudiantes de Canadá o Estados Unidos que investigan el particular ecosistema de la región. Dice que ya no tiene página web por falta de medios para mantenerla, pero siempre está online: "Muchos ya nos conocen y otros nos encuentran por el 'Face' (facebook)".

MUJERES DE MAPEL

   "La gente ahora tiene trabajo e ingresos", destaca la hospedera, orgullosa de que entre todos se haya conseguido, por ejemplo, despertar el interés de las familias por la formación como fuente de progreso. "Antes no había ni siquiera esa preocupación. Ahora tanto los padres como los propios chicos quieren que se estudie en la universidad", cuenta a los periodistas desplazados a la zona en el marco de un proyecto de la Agencia Catalana de Cooperación.

   Al futuro le pide trabajo y que el Gobierno acompañe. Las hospederas están trabajando para conseguir homologar las condiciones que deben reunir los alojamientos para considerarse eco sostenibles y de desarrollo comunitario. Quieren que los estándares tengan rango oficial, y pelean para que desde el municipio se emita una ordenanza para ello.

MUJERES DE MAPEL

NECESIDADES BÁSICAS SIN CUBRIR

   No es lo único que falta. "No hay agua potable en la zona, es agua clorada y sólo de seis de la mañana a seis de la tarde. No todas las hospederías tienen alrededor un buen alumbrado público o acceso a internet. Hay necesidades básicas que el Gobierno no cumple al cien por cien. Peleamos por eso", recita de memoria.

   Paquita cree, a sus 65 años, que "ha sido un trabajo y una experiencia muy bonita". "No digo que todo haya sido excelente porque no es verdad, pero hay muchos resultados positivos", dice, convertida ya en dirigente de la Corporación de Turismo Comunitario y Solidario de la Provincia de Santa Elena, mientras recorre con la vista las hamacas que penden del techo en el patio de colores de su casa, la Hospedería Los Cactus.

   Este negocio de emprendimiento forma parte del proyecto de desarrollo comunitario Mujeres de MAPEL que Ayuda en Acción ha venido apoyando con financiación y materiales desde 2008 y que toca a su fin este mes de diciembre, dejando a su paso una organización que integran más de 250 mujeres emprendedoras de ámbitos tan dispares como la limpieza de sardina, las artesanías o las panificadoras y que dan digno a otras cientos de personas en sus comunidades.

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