Actualizado 28/05/2010 16:34

El Defensor del Pueblo andaluz anima a los padres agredidos por sus hijos a pedir ayuda ante este "grave" fenómeno

Lamenta que los menores son en estos momentos el "chivo expiatorio" de las frustraciones de la sociedad


SEVILLA, 28 May. (EUROPA PRESS) -

El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, animó hoy a los padres a pedir ayuda especializada ante la agresión por parte de sus hijos, un fenómeno "serio y grave" que, según dijo, es "creciente", de modo que desde principios de la década ha crecido entre un 30 y 40 por ciento.

Según indicó Chamizo en declaraciones a Europa Press, ya en 2001 la institución comenzó a recibir a personas que solicitaban ayuda porque "no podían controlar la agresividad de sus hijos". Posteriormente, en 2003, el Defensor, ante la reiteración de casos, advirtió en el Parlamento la existencia de una nueva variante de la violencia intrafamiliar, la dirigida de los hijos a los padres.

Sin embargo, las medidas que se han tomado para frenar este fenómeno "han sido tardías", dijo, y desde entonces los casos de violencia de hijos a padres han crecido en torno al un 40 por ciento, según los datos que se recogen en la memoria de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

El perfil tipo de estas conductas agresivas se corresponde, según explicó, a jóvenes de entre 14 y 17 años fundamentalmente, pertenecientes a familias de nivel medio o medio alto. De hecho, recordó que el primer caso que llegó a la institución fue el de una pareja compuesta por una abogada de prestigio y un profesor universitario que decían no poder controlar a su hijo.

Las estadísticas muestran que son los varones los que incurren mayoritariamente en estos comportamientos, a excepción, tal y como señaló, de la ciudad de Jerez (Cádiz), dónde la mayoría son mujeres. En cuanto al modelo familiar, no hay un perfil claro, la violencia de hijos padres se produce "en cualquier modelo, por lo que el tipo de tratamiento debe de ser diversificado".

El Defensor insistió en que existen medidas para frenar este tipo de comportamientos disruptivos que "tienen solución", como terapias familiares y, de ser necesario, el traslado temporal de los menores a pisos de convivencia tutelados, que es la opción que "está dando mejores resultados".

"Se ha comprobado que una vez que los menores con problemas de conducta viven durante un tiempo en pisos tutelados dónde se les ponen los límites que sus padres no han sabido imponerles, el nivel de reincidencia es bajísimo", aseguró, insistiendo en que "cuando la convivencia se ha destruido lo mejor es que el menor salga de casa temporalmente para que pueda comprender qué ha sucedido".

Según el Defensor, las causas de base que están detrás de este fenómeno se encuentran en el modelo económico imperante, que obliga a ambos progenitores a trabajar prácticamente todo el día fuera de casa "desatendiendo el cuidado y atención de sus hijos".

"SIN REFERENTE EMOCIONAL"

"En la mayoría de los casos, la agresividad por parte de los hijos se produce porque éstos no saben quién es su referente emocional. De hecho, muchos sienten que no son queridos por sus padres". A ello añadió que a estos jóvenes "nunca se les ha puesto límites, es decir, no se les ha educado para frustrase y la frustración es buena para saber vivir".

Además, apuntó, "vivimos en una sociedad dónde la violencia lo impregna todo, incluidos los medios de comunicación, y en lugar de arreglar los conflictos que tenemos sensatamente, lo hacemos violentamente, algo de lo que los menores son víctimas y verdugos".

No obstante, existe otro grupo de jóvenes con problemas de adicción, especialmente a la cocaína, la cual "ha roto con todo lo que se conocía en el ámbito del tratamiento de las drogodependencias", pues, además, traen consigo problemas mentales como patología dual.

Chamizo destacó que la sociedad "no puede dejar sola a las familias en la solución de este problema". "Familia, escuela y sociedad tienen que insistir en la transmisión de valores para frenar este tipo de violencia".

En este sentido, dijo que tenemos que ponernos de acuerdo entre todos en qué valores hay que transmitir, afirmando que el primero y fundamental, "muy pisoteado hoy en día", es la autoestima, pues sin ella "no hay libertad, un valor esencial en la vida del ser humano".

También apeló a la responsabilidad y lamentó que la sociedad "tienda descargar sus responsabilidades y frustraciones en terceros". "Hasta hace muy poco el chivo expiatorio de los problemas de la sociedad fueron los inmigrantes, ahora son los menores", señaló.

Junto a ello, se refirió a la promoción de la multiculturalidad, con un "mayor sentido de la solidaridad y la cooperación y el valor de la autoridad bien entendida".

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