El coordinador de proyectos de Manos Unidas en América Central y Caribe describe que los haitianos hablan de "refundación" en vez de "reconstrucción" como una oportunidad para el país.
MADRID, 20 Abr. (EUROPA PRESS) -
Al menos 6.910 niños de Educación Primaria y Secundaria se beneficiarán de las 173 aulas provisionales que Manos Unidas, en colaboración con Caritas de Jacmel (Haití), construirá y equipará en la isla, divididas en once escuelas que se repartirán a lo largo de cuatro municipios y para las que se destinarán, según indicó la ONGD, 716.747 euros.
Esta organización considera la educación un factor "imprescindible" para lograr el desarrollo de los pueblos además de tener un "valor terapéutico innegable". En esta línea, el Gobierno de Haití decretó la vuelta a la escuela el pasado 5 de abril como "un intento más" de conseguir que el país caribeño retome poco a poco la normalidad tres meses después del terremoto que asoló gran parte de la isla.
Así, este proyecto de educación se enmarca dentro de las labores de reconstrucción que Manos Unidas está llevando a cabo en Haití, a través del cual, además de las aulas, se desarrollarán sesiones de formación para profesores en pedagogía adaptada al contexto post-seísmo (atención psicosocial a los alumnos) y actividades propias de la reactivación escolar.
En este sentido, el coordinador de proyectos de Manos Unidas en América Central y Caribe, Waldo Fernández, recién llegado del país caribeño, relató este martes en rueda de prensa en la sede de la ONGD en Madrid, que la situación allí es que la sociedad civil haitiana ve su catástrofe como una "oportunidad" y conjuga términos como "refundación, en vez de reconstrucción", con la "ilusión" de crear un "nuevo país" y aprovechar "la oportunidad que ahora surge".
"La gente es muy crítica con su propio Gobierno. Critica, por ejemplo, que el presidente de Haití, René Préval, saliera a hablar después de que lo hiciera su homólogo estadounidense, Barack Obama, o que se celebren reuniones para tratar el tema en las que no se invite a la sociedad civil. Ellos entonces se preguntan cómo quieren reconstruir el país sin la colaboración de sus gentes", lamentó.
AYUDA, MÁS ALLÁ DE LO QUE SE VE
Por su parte, la misionera Jimena Francos, quien también ha estado en tierras haitianas ayudando en tareas de desarrollo, apuntó que la ayuda humanitaria "va más allá de lo que se puede ver", ya que, a su juicio, "a mucha gente le cuesta pensar cómo su dinero puede ser bien aprovechado si en vez de construir una escuela se destina a ayuda psicosocial para las personas".
No obstante, y en relación con el esfuerzo que la comunidad internacional está haciendo para con Haití, se mostró "optimista" de cara a un futuro, en el sentido de que consideró que "no va a caer en el olvido". Por el contrario, Waldo Fernández ofreció una visión de "desánimo" al recordar todo lo que ha provocado que la isla se convierta en el país más pobre de América y uno de los países más pobres del mundo.
El terremoto de 7 grados de magnitud en la escala de Richter, que devastó Haití el pasado 12 de enero, dejó más de 220.000 muertos, 1,5 millones de damnificados además de centenares de edificios derruidos. Respecto a la actuación de España, numerosas ONG abrieron diferentes cuentas bancarias "de emergencia" para, a través de donaciones, recaudar dinero que está siendo enviado para contribuir con su reconstrucción.
Manos Unidas ('www.manosunidas.org') es una Organización No Gubernamental para el Desarrollo (ONGD) católica, de voluntarios, que desde 1960 lucha contra la pobreza, el hambre, la malnutrición, la enfermedad, la falta de instrucción, el subdesarrollo y contra sus causas. Nació como una campaña puntual contra el hambre y a partir de 1978 adquirió plena personalidad jurídica, canónica y civil, como organización, pasando a denominarse "Manos Unidas". Para cumplir su objetivo financia proyectos de desarrollo en los países del Sur y realiza campañas de sensibilización en España.
Por último, la última campaña de Manos Unidas, 'Contra el hambre, defiende la Tierra', aúna dos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), 'Erradicar la pobreza extrema y el hambre' y 'Asegurar la sostenibilidad medioambiental', para lograr, por un lado, erradicar los 1.020 millones de personas que pasan hambre en el mundo y, por otro, continuar con su compromiso de apoyar el medio ambiente.
