Actualizado 02/07/2009 20:16

HRW acusa al Ejército de RDC de no proteger a los civiles y de cometer los mismos crímenes que los rebeldes

La organización también lamenta que la ONU no dé la suficiente protección ni presione lo bastante para frenar los abusos


MADRID, 2 Jul. (EUROPA PRESS) -

Las fuerzas armadas congoleñas respaldadas por la ONU que realizan operaciones militares en el este y norte de República Democrática del Congo (RDC) no han protegido a los civiles de los brutales ataques que los rebeldes han hecho como venganza y, en vez de esto, ahora atacan y violan a los civiles congoleños, según denunció hoy la organización defensora de los Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW).

"Las operaciones militares del Gobierno congoleño han sido un desastre para los civiles, que están ahora siendo atacados por todas las partes", afirmó el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, durante una visita en el país. "RDC y la ONU necesitan tomar medidas urgentes para proteger a los civiles y evitar que esta catástrofe empeore", añadió.

Desde enero de 2009, nueve misiones de esta organización en las zonas de las líneas de frente encontraron un incremento dramático en los ataques contra los civiles y otros abusos en diferentes territorios en los dos Kivus, además de en el norte del país.

El Ejército congoleño inició operaciones militares contra los rebeldes ugandeses del Ejército de Resistencia del Señor (LRA) en diciembre de 2008 en el norte del país, seguidas un mes después por el comienzo de las operaciones en el este contra las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), la milicia hutu ruandesa. Desde entonces, las fuerzas rebeldes combinnadas con las tropas del Ejército congoleño han terminado con la vida de 1.500 civiles, han violado a miles de mujeres y niñas, han secuestrado civiles y han incendiado miles de casas, en ocasiones aldeas enteras.

De acuerdo con la ONU, más de un millón de personas se han visto obligadas a huir de estas zonas, añadiéndose a miles de desplazados más. Muchos de estos civiles no tienen acceso, o lo tienen limitado, a la asistencia humanitaria.

Los combatientes del FDLR y del LRA son responsables de la gran mayoría de muertes de civiles documentadas por HRW. Los dos grupos están aterrorizando y castigando de forma deliberada a los civiles y atacan sus propiedades en venganza por las operaciones militares del Gobierno congoleño.

El LRA, sobre cuyos líderes pesa una orden de arresto del Tribunal Penal Internacional (TPI) por crímenes de guerra y contra la Humanidad en Uganda, están actualmente en el norte de RDC y continúan sus ataques contra los civiles, cuya cifra de muertos desde el pasado mes de diciembre asciende a más de 1.000. Además, los secuestros de niños y adultos han aumentado, lo que indica que el LRA puede estar buscando reponer sus filas.

"ATROCIDADES ILIMITADAS"

Las operaciones del Ejército contra estos grupos fueron apoyadas inicialmente por las fuerzas ugandesas en el norte y las ruandesas en el este, y desde marzo, por la Misión de la ONU para RDC, la MONUC. Estas fuerzas sólo han dado protección limitada a los ataques deliberados de los rebeldes, afirma la organización.

"Las atrocidades rebeldes contra los civiles en el este y en el norte de RDC parecen ilimitadas", afirmó Roth. "El Ejército congoleño debería reconocer que las operaciones de la ofensiva militar necesitan de medidas efectivas para proteger a los civiles vulnerables de estos ataques predecibles", añadió.

Por su parte, los soldados del Ejército congoleño también han cometido crímenes de guerra contra los civiles, han atacado deliberadamente a aquellos a quienes acusaban de colaborar con el FDLR, han violado a mujeres y niñas, han saqueado, han obligado a los civiles a actuar como porteadores y han incendiado hogares, según HRW.

Los casos de violaciones se han incrementado dramáticamente en las zonas del despliegue del Ejército congoleño. En casi todos los centros de salud, hospitales y centros para mujeres violadas visitados por HRW, los casos de violaciones se han duplicado o triplicado desde el comienzo de las operaciones militares en los Kivus el pasado enero, y la mayoría de estos casos investigados por HRW se atribuyen a los soldados del Ejército congoleño.

Los retrasos en el salario, las raciones limitadas de alimentos y una incierta cadena de mando después de la integración de más de 12.000 ex rebeldes congoleños en las filas del Ejército a principios de este año han contribuido al aumento de abusos contra los civiles. El pasado 15 de junio, los soldados gubernamentales, enfadados porque no se les había pagado, intentaron matar a sus comandantes y después atacaron una base de la ONU en Pinga, en Kivu Norte.

Varios oficiales del Ejército admitieron estos problemas y declararon a HRW que los soldados implicados en operaciones ya están siendo pagados, aunque la organización no ha podido confirmarlo.

La integración en las filas del Ejército congoleño de sujetos implicados en abusos graves de los Derechos Humanos incrementa un ambiente ya peligroso para estos derechos. Uno de los ejemplos más claros es el de Bosco Ntaganda, ahora general en el Ejército de RDC y sobre el que pesa una orden de arresto del TPI por crímenes de guerra.

LA ONU NO DA LA PROTECCIÓN SUFICIENTE

La MONUC ha dado diferente apoyo, logístico y de planificación, entre otros, a estas operaciones del Ejército, pero no han realizado la presión adecuada para que se ponga fin a estos abusos brutales.

Las fuerzas de paz comenzaron una iniciativa a principios de este año para actuar como sistemas de detección temprana en las zonas donde los civiles pudieran estar en riesgo de ser atacados. Mientras que estos equipos han reunido información importante y en ocasiones han contribuido a reducir abusos, sus recomendaciones hacia las fuerzas de paz de la ONU y las fuerzas congoleñas no se han seguido.

Además, las fuerzas congoleñas y la MONUC aún tienen que establecer los corredores humanitarios prometidos que permitirían una salida segura de las zonas de conflicto para los miles de refugiados ruandeses y combatientes del FDLR que desean desarmarse voluntariamente.

"Las fuerzas de paz de la ONU no deberían apoyar a las fuerzas armadas de Congo que están cometiendo crímenes de guerra y no están protegiendo a los civiles ni a los refugiados", señaló Roth. "Al seguir respaldando estas operaciones militares, las fuerzas de paz se arriesgan a convertirse en cómplices de los abusos", añadió.