Actualizado 11/10/2007 20:39

Una ONG denuncia que el apartheid sigue vigente y está en la India, donde los más pobres no se consideran personas

Recuerdan que sigue corriendo el 'reloj' y que cada tres minutos se produce un crimen contra una mujer en el país


MADRID, 11 Oct. (EUROPA PRESS) -

La Asociación de Servicio de Educación y Desarrollo Rural (AREDS, por sus siglas en inglés) denunció hoy que en India, y en pleno siglo XXI, el 'apartheid' sigue vigente en forma de marginación por castas, ya que allí los más pobres, es decir, los Dalit o 'gente pequeña', no tienen reconocido ni uno sólo de sus derechos y, tildados de "impuros", se encuentran en "una espiral" que les hace imposible salir de la miseria más absoluta sin la ayuda de la comunidad internacional.

Según explicó uno de los fundadores de AREDS, L.A Samy, en rueda de prensa, los Dalit, que suman el 90% de los pobres del país, son el estrato más bajo de la sociedad india, jerarquizada por castas o niveles de pureza como así lo marcan su cultura y fe religiosa. Un Dalit cree que vive en la miseria porque le corresponde pasar por ello. No suele tener conciencia de su condición de persona y, por tanto, desconoce que por serlo, le son reconocidos una serie de derechos.

Ante esta situación, es muy difícil para las organizaciones locales conseguir que estos grupos "tomen conciencia de que son seres humanos" y de que tienen la posibilidad de cambiar su situación por sí mismos, una tarea que lleva "mucho tiempo" y para la que se requiere, por encima de cualquier cosa, "educación", ya que "no se puede cambiar el mundo sólo donando dinero: hay que educar a la gente para que pueda construir su propio futuro".

"Hay que enseñar mediante la experiencia", apuntó Samy, tras explicar cómo un Dalit ante un camino de tierra se limita a esperar a que alguien construya una carretera. La labor de su asociación es promover la unión entre estas personas para, en grupo, llevar la construcción adelante y hacer ver así que los cambios son posibles ya que "Dios no les ha creado para que estén oprimidos, ese es el plan de otras personas".

Aunque llevan 27 años trabajando en un distrito habitado por 600.000 personas y han conseguido llegar a la totalidad de la comunidad Dalit (el 24% de la población del distrito), con la que desarrollan programas de educación, salud, capacitación de líderes sociales y grupos de presión pro derechos, entre otros, en AREDS recuerdan que hace falta mucha ayuda.

El 80% de la población de India es rural y es precisamente en el campo donde habita más 'gente pequeña' y donde se producen los ejemplos más claros de la marginación a la que están sometidos. Los Dalit no pueden acceder a los templos públicos de oración, les está prohibido utilizar los mismos pozos de agua que surten al resto de personas (y que son potables), no pueden comer en platos de loza en un sitio público y todo porque "son impuros".

"Esta es una cuestión de derechos humanos", apuntó Samy, quien explicó cómo con las inundaciones que sucedieron al Tsunami que en 2005 asoló el sudeste asiático, la ayuda internacional se centró en las poblaciones de la costa cuando en el interior del país, las riadas produjeron "muchísimos más daños".

"Los que lo perdieron todo fueron los Dalit", explicó el fundador de AREDS, porque "tienen las peores tierras, las más bajas", y en un lugar donde el desbordamiento de los ríos y los temporales son frecuentes, quienes siempre tienen que volver a empezar son los más pobres, que acaban dependiendo absolutamente de las clases mejor posicionadas. Lo "paradójico" es que son estas quienes reciben las ayudas cuando ocurre un desastre natural.

LA DOBLE DESGRACIA

Con las mujeres la situación es más dramática, pues "a su condición femenina se suma la de Dalit" con lo que "sufren todo tres veces más", sin contar con el hecho de que en India "la violencia contra las mujeres es sistemática": cada tres minutos se produce un crimen contra ellas en el país.

Es el llamado 'reloj del crimen'. Según explicó Samy, cada 27 minutos una mujer es asesinada por un problema con la dote; cada 20 minutos se produce una violación, también cada 20 minutos una mujer es traficada; cada 16, una mujer se suicida y cada tres minutos se produce una tortura en el ámbito familiar.

Ante estas estadísticas, AREDS promueve el asociacionismo entre la población femenina mediante la concienciación, la formación educativa y la capacitación en liderazgo. Aspiran a incorporar a la mujer en la vida política de India, donde sólo hay una participación femenina del 10,6% (en Ruanda es del 48,8%).