Actualizado 15/07/2010 14:06

Los trabajadores humanitarios denuncian que la situación de los desplazados somalíes empeora cada día


MADRID, 15 Jul. (EUROPA PRESS) -

Las condiciones de miles de desplazados internos en la capital somalí, Mogadiscio, o en sus alrededores, sigue empeorando diariamente, con el hambre, las enfermedades y la falta de refugio, que dañan a una población ya de por sí vulnerable, según los trabajadores humanitarios que trabajan en la zona.

Mogadiscio ha cargado con el peso del enfrentamiento que mantienen los soldados gubernamentales respaldados por la Unión Africana (UA) y dos milicias islamistas, Hizbul Islam y Al Shabaab. Las dos milicias, rivales, controlan gran parte de la capital y diferentes zonas en el centro y en el sur, mientras que el Gobierno sólo mantiene bajo su control una pequeña zona de la ciudad.

Los trabajadores humanitarios han descrito los desplazamientos sufridos en 2010 como los mayores vistos en muchos años. La portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) en Somalia, Roberta Russo, señaló que el deterioro de la situación de seguridad en la capital tiene "grandes repercusiones en la vida de cientos de miles de hombres, mujeres y niños desplazados en las zonas de la capital y en sus alrededores".

"Recibimos informaciones de cada vez más personas que carecen de acceso al agua, a los cuidados sanitarios y a instalaciones de refugio. Es una catástrofe", señaló, recoge la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN.

El coordinador de ACNUR para el centro y el sur de Somalia, Mohamed Adan, afirmó que un gran número de familias de desplazados siguen dependiendo de "la escasa asistencia humanitaria que dan las pocas agencias que hay sobre el terreno".

"Las mujeres, los niños y los ancianos pasan días sin tener nada que comer, lo que debilita aún más su resistencia frente a las enfermedades", detalló Adan. "El nivel de malnutrición entre los menores de cinco años sigue aumentando cada día", añadió, y afirmó que las estructuras que han creado los desplazados para refugiarse son débiles y apenas les protegen del sol o del viento.

"Las lluvias persistentes de los últimos meses han hecho más miserables sus vidas", indicó. "Dejaron atrás todo, sólo salvaron su vida, ya que no podían transportar ninguna pertenencia personal", añadió.

El acceso al agua potable en las zonas donde los desplazados se han marchado "es una pesadilla, especialmente en el norte de la capital, donde existe una necesidad aguda de agua", de acuerdo con Adan. "Las jóvenes y las mujeres tienen que recorrer largas distancias para conseguir agua (...), y esto es en ocasiones peligroso ya que van solas", afirmó.

"Estamos muertos, no hay nada para nosotros, no hay vida. Nos alimentan con armas y con bombardeos todos los días. No podemos resistir esas armas, nadie nos presta nada de atención, queremos que se detenga el enfrentamiento", lamentó un desplazado en el campamento de Hawa Abdi, Mohamed Muse Ali.

Según ACNUR, más de 200.000 personas se han convertido en desplazados internos desde principios de 2010. La mayor parte son de Mogadiscio, mientras que otros proceden de las zonas del centro y el sur. Somalia tenía 1,4 millones de desplazados en 2009, según estimaciones de la agencia, mientras que casi 584.000 somalíes están refugiados en los países vecinos.