Dice que el papel de mediación de la Iglesia católica cubana ha sido "muy importante" y reconoce que la gestión de Moratinos "ha ayudado"
MADRID, 8 Jul. (EUROPA PRESS) -
El eurodiputado y responsable de Política Internacional de Izquierda Unida, Willy Meyer, calificó este jueves de "muy buena noticia" el anuncio de las autoridades cubanas para poner en libertad, en los próximos meses, a los 52 presos políticos de los 75 detenidos en el marco de la denominada Primavera Negra, al considerar que se trata de "un gesto" que "deja sin argumentos a la Derecha europea y a algunos socialistas españoles", partidarios de mantener la denominada Posición Común de la UE.
En declaraciones a Europa Press, Meyer calificó de "positiva" la reciente visita a La Habana del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, al considerar que "su última gestión" ante las autoridades cubanas "ha ayudado" a conseguir este "gesto" de La Habana. También reconoció que la Iglesia católica cubana "ha jugado un papel muy importante" de mediación a favor de la liberación de presos.
Meyer recordó que su grupo político "siempre" ha estado "claramente en contra" de la Posición Común, aprobada en 1996 a instancias del ex presidente José María Aznar porque supone "un trato de excepción" por parte de la UE en las relaciones con un tercer país.
Tras este "gesto" de La Habana, el eurodiputado de IU consideró que habría que "dar por muerta" la Posición Común de la UE hacia Cuba, que será revisada de nuevo por los Veintiete en septiembre, después de que el ministro Moratinos lograra que sus colegas aceptarán retrasar esta evaluación, prevista inicialmente en junio.
"Espero y deseo que con la Presidencia de Bélgica (del Consejo de la UE) se ponga fin definitiva a esta Posición Común y se entre en un diálogo mutuo, un diálogo que sea de interés para la Unión Europea y para Cuba y que la Unión Europea pueda tener una relación con Cuba totalmente normalizada", concluyó.
Dicha Posición Común, cuya modificación requiere de la unanimidad de los Veintisiete en la UE, condiciona todo avance en las relaciones entre La Habana y Bruselas a mejoras democráticas y en materia de Derechos Humanos en Cuba. La Habana considera que constituye una injerencia en sus asuntos internos y obstaculiza el desarrollo de las relaciones.
