Actualizado 11/06/2010 16:23

Miles de desplazados que han vuelto a sus casas en Sri Lanka se quejan de la falta de agua potable y de las minas

El Gobierno reconoce que hay un problema de acceso a agua para la agricultura y que los embalses se están secando


MADRID, 11 Jun. (EUROPA PRESS) -

Miles de personas que han tenido que desplazarse en Sri Lanka a causa de la guerra civil y que ya han vuelto a sus casas en el norte del país se quejan de la dificultad de acceder a agua potable y de la lentitud con la que se están eliminando las minas antipersona que se colocaron durante el conflicto, que duró 25 años, según informó este viernes la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN.

Desde que el Gobierno proclamó la derrota del grupo rebelde Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE) en mayo del año pasado, más de 170.000 de las 280.000 personas que abandonaron sus hogares debido a la violencia han regresado a la región de Vanni, que incluye los distritos de Kilinochchi, Mullaithivu, Jaffna, Mannar y Vavuniya y tiene unos 700.000 habitantes.

Algunos residentes de Kilinochchi dicen tener dificultades a la hora de acceder a agua potable y a servicios sanitarios. "Tengo que andar más de una milla (1,6 kilómetros) para acceder a un sistema de suministro de agua limpia. Tengo metralla en el cuerpo y me canso al caminar sólo 100 metros", explicó Rasiah Gunanandan, de 58 años.

Gunanandan, padre de tres hijos, indicó que la falta de acceso a agua potable y a servicios sanitarios "pone en peligro la normalidad" de sus vidas. "Muchos de nosotros cavamos agujeros para tener retretes. Espero que la situación mejore con el paso del tiempo", añadió.

CONCIENCIACIÓN

Sin embargo, Hemantha Herath, un responsable del Ministerio de Sanidad ceilandés, insistió en que el acceso a agua potable no es un problema. "La gente puede conseguir agua en pozos o en arroyos", aseguró Herath, que agregó que una serie de voluntarios van a "concienciar a la gente para garantizar la calidad y la seguridad del agua que se bebe". Indicó que este proceso continuará hasta que todas las familias tengan agua corriente.

No obstante reconoció que "a la gente le resulta complicado conseguir agua para la agricultura, para la que se necesitan grandes cantidades". "Hemos observado que la mayoría de los embalses de la zona se están secando, y es poco probable que vaya a llover antes de la próxima época intermonzónica", entre septiembre y noviembre, dijo el responsable, que afirmó que la guerra causó daños importantes en los sistemas hídricos.

Chamil Jinadasa, un trabajador sanitario independiente de Colombo, declaró a IRIN que la situación ha mejorado desde el fin del conflicto pero las instalaciones sanitarias e hídricas básicas siguen siendo deficientes. "Debido a la falta de retretes adecuados, la gente hace sus necesidades en descampados y a la orilla de los ríos", aseveró. Jinadasa manifestó que la diarrea es un síntoma frecuente, si bien las autoridades sanitarias y las ONG han evitado que la situación sea peor.

El Gobierno ceilandés y distintas agencias de la ONU y ONG han iniciado una operación conjunta para que los colegios y centros de salud dispongan de instalaciones de Agua, Servicios Sanitarios e Higiene (WASH), según dijo el responsable en Colombo del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) para la aplicación del programa WASH, Abdulai KaiKai. "Actualmente no hay muchos fondos disponibles y el futuro es incierto", lamentó.

MINAS

Por otro lado, destacó uno de los principales problemas a los que se enfrenta UNICEF, "el ritmo al que se avanza en el proceso de desminado". "Esto tiene implicaciones para nuestra capacidad de realizar evaluaciones y tomar decisiones bien fundadas", explicó.

El director de programas en Sri Lanka de la Fundación Suiza para la Acción contra las Minas, Nigel Robinson, aseguró el pasado mes de mayo que "el peligro sigue existiendo". "Tenemos que hacer más", añadió. El proceso de desminado de todas las zonas afectadas podría prolongarse durante 20 años, o más si no hay fondos.