Actualizado 02/07/2009 14:12

Las minorías en los países en conflicto están en riesgo de sufrir más represiones violentas

EP


MADRID, 2 Jul. (EUROPA PRESS) -

Las minorías o las comunidades minoritarias en los países musulmanes afectados por los conflictos internacionales o civiles tienen en la actualidad un mayor nivel de amenaza sobre ellas, según el último índice mundial de Personas Bajo Amenaza elaborado por el Grupo Internacional para los Derechos de las Minorías, que identifica a los grupos o personas en todo el mundo que tienen más riesgo de sufrir genocidio, asesinatos masivos u otro tipo de represiones violentas.

"La retórica de la 'guerra contra el terror' puede que haya sido abandonada", manifestó el director ejecutivo del grupo encargado de la encuesta, Mark Lattimer. "Pero la realidad de la guerra la siguen experimentando los civiles que siguen en primera línea. Para muchas comunidades en el mundo musulmán, el nivel de amenaza ha aumentado en los últimos meses", añadió.

En los países más afectados --como Afganistán, Pakistán, Irak y Somalia-- la población civil se enfrenta a la amenaza combinada de los ataques terroristas por los grupos armados de la oposición, las operaciones militares por las fuerzas armadas nacionales o por las de Estados Unidos o sus aliados y, lo más peligroso de todo, la lucha armada por el poder que se ha desarrollado en base a las identidades sectarias o étnicas. Es esta combinación de factores, creados y sostenidos por el conflicto armado, lo que hace que la situación sea mortal para las minorías, musulmanas y no musulmanas.

Las comunidades de las que se percibe que comparten una identidad con los extremistas violentos, como los pashtún en Pakistán y Afganistán, o los suníes en Irak, quedan en medio de los grupos armados de la oposición y las operaciones militares lanzadas para derrotarlos. Los miembros de las sectas pequeñas o minorías no musulmanas, como los yezidíes, shabak o caldeo-asirios en Irak, así como los sijs e hindúes en Pakistán, son el objetivo de los extremistas islámicos porque sus creencias son consideradas como no islámicas.

Así, las minorías en Pakistán, Etiopía, Eritrea y Yemen están en mayor peligro que hace un año, y la implicación de sus gobiernos en los conflictos regionales acrecienta el riesgo de represión interna. Pakistán se une a países como Somalia, Irak y Afganistán en lo más alto de la lista, a los que se unen Israel y los territorios palestinos.

La mitad de los 20 países incluidos en el índice son países africanos, y seis asiáticos. De acuerdo con la organización, la respuesta militar al extremismo violento como la promueven Estados Unidos y los países aliados ha dado lugar a una nueva generación de conflictos de identidad.

LOS EXTREMISMOS VIOLENTOS SE EXPANDEN

En sus discursos en Ankara y El Cairo de este año, el presidente estadounidense, Barack Obama, enfatizó que "América no está, y nunca estará, en guerra con el Islam". Intentó buscar una causa común con el mundo musulmán, apunta el comunicado de esta organización, asegurando que "el Islam no es parte del problema a la hora de combatir el extremismo violento, sino que es una parte importante para promover la paz".

Pero también expresó su determinación para continuar empleando formas militares para confrontar el extremismo. "A pesar de los costes, el compromiso de América no se debilitará. De hecho, ninguno de nosotros debería tolerar estos extremismos", declaró el presidente estadounidense.

Sin embargo, la respuesta militar al extremismo violento en los últimos años ha dado lugar a una nueva generación de conflictos de identidad que han puesto en peligro a comunidades enteras. Desde el año 2001, los "extremistas violentos" a los que se refiere Obama han proliferado. Ahora operan en numerosos países en Asia del Sur, Oriente Próximo y el norte de África, y muchos bajo la etiqueta de Al Qaeda, afirma la organización. Para las poblaciones civiles en estos países --principal pero no exclusivamente musulmanes-- los riesgos no terminan aquí.

MINORÍAS SIN MILICIAS, MÁS VULNERABLES

Históricamente, las minorías pobres o marginadas sin milicias para defenderlas, incluidos los bantúes y gaboye en Somalia, son especialmente vulnerables donde hay una inseguridad generalizada. El estado de guerra también ha incapacitado a los gobiernos terminar con la represión violenta de otras minorías, como los baluchis en Pakistán.

Una vez que se ha establecido la identidad de estos conflictos, los ciclos de la movilización de las comunidades y los asesinatos por venganza hacen que sea más difícil terminar con los mismos. "El presidente Obama ha reconocido que es más fácil comenzar una guerra que terminarla. Para poner fin a la generación actual de conflictos de identidad, la protección civil debe convertirse en la prioridad", añadió Lattimer.