ESTAMBUL, 21 May. (Reuters/EP) -
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, ha afirmado este viernes que espera que el acuerdo alcanzado recientemente por Irán para enviar parte de su uranio enriquecido al extranjero pueda abrir la puerta a una resolución negociada con Occidente sobre su programa nuclear.
Durante un discurso dado en Estambul, Ban ha manifestado que el acuerdo que Irán alcanzó el pasado lunes con Turquía y Brasil es "una iniciativa importante para resolver las tensiones internacionales sobre el programa nuclear iraní mediante vías pacíficas". "Espero que ésta y otras iniciativas puedan abrir la puerta a un acuerdo negociado", añadió.
Pero añadió que la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) dará su propia evaluación profesional. Estados Unidos ha entregado el pasado martes al Consejo de Seguridad de la ONU un borrador de resolución que aumentaría las sanciones de la ONU contra los bancos iraníes y otras industrias por el rechazo de Irán a suspender el enriquecimiento de uranio.
Irán ha señalado que el borrador carece de legitimidad, pero el presidente estadounidense, Barack Obama, ha insistido en que Washington seguirá adelante con la presión y que no se podía confiar en Teherán.
La República Islámica niega las sospechas de Occidente de que su programa de energía atómica tiene por objetivo desarrollar armamento con capacidad nuclear y ha asegurado que seguirá enriqueciendo uranio.
El borrador de la resolución fue acordado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad --Reino Unido, Francia, Rusia y China-- después de meses de negociación.
El discurso de hoy de Ban ha estado repleto de elogios hacia los esfuerzos diplomáticos de Turquía. "Turquía se ha ganado el derecho a hablar, con fuerza, sobre cuestiones de importancia global. Que vuestra voz sea escuchada, alto y claro", indicó Ban.
Turquía siempre se ha mostrado opuesto a los planes para imponer más sanciones internacionales contra Irán, afirmando que este país ha demostrado la voluntad política para solucionar el punto muerto en el que se encontraba desde hace siete años la cuestión nuclear.
