Actualizado 25/03/2010 13:23

Los posibles infectados de viruela son cuatro niños de un campamento de desplazados, según la Cruz Roja de Uganda

Las mismas fuentes aseguran que la infección de detectó el martes y "ya se ha contenido la propagación"


MADRID, 25 Mar. (EUROPA PRESS) -

Los posibles casos de viruela registrados en el este de Uganda corresponden a cuatro niños de un campo de desplazados internos del distrito de Bududa que han sido trasladados a dos centros de salud de la zona, según informaron fuentes de la Cruz Roja local al diario ugandés 'Daily Monitor'. Las mismas fuentes aseguraron que "ya se ha contenido la propagación".

Un portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó este jueves de que la organización "se está tomando muy en serio" y está investigando los cuatro posibles casos de viruela en el este de Uganda. La viruela, una de las enfermedades más devastadoras de la historia, fue oficialmente erradicada en todo el mundo en 1979 tras una importante campaña de vacunaciones emprendida por la propia OMS en 1967 y los últimos casos naturales se remontan a 1977, en Somalia.

Kevin Nabutuwa, de la sede de Cruz Roja para el este de Uganda, precisó al 'Daily Monitor' que la infección se detectó este pasado martes y que "ya se ha contenido la propagación". Por su parte, el secretario de Estado de Salud, Richard Nduhuura, aseguró al diario que desconocía la existencia de este brote. La viruela, según los científicos, puede causar la muerte de tres de cada diez infectados.

Según un portavoz de la OMS, Gregory Hartl, las informaciones sobre este posible brote proceden de los medios de comunicación locales y la organización está a la espera de los datos que pueda ofrecer el Ministerio ugandés de Sanidad. No obstante, advirtió de que la OMS ya ha recibido en el pasado otras alertas similares que posteriormente se relevaron como falsas y que finalmente resularon ser "casos de varicela o de viruela de los monos".

La viruela es una enfermedad altamente contagiosa que, según se cree, surgió hace alrededor de 3.000 años en India o en Egipto y, según la OMS, es una "de las más devastadoras de la historia de la humanidad". Se calcula que la viruela causó alrededor de 500 millones de muertos sólo en el siglo XX. Entre los fallecidos ilustres de siglos anteriores figuran la reina María II de Inglaterra (muerta en 1694) y el emperador José I de Austria (1711).

En 1967, año en que comenzó la campaña de vacunaciones, murieron alrededor de dos millones de personas, según datos de la OMS. El último brote natural conocido se registró en Somalia en 1977 y, desde entonces, el único caso se debió a un accidente de laboratorio en 1978 en la localidad británica de Birmingham, que causó la muerte de una persona.

RESERVA DE VACUNAS

La viruela fue oficialmente erradicada en 1979 al término de un programa mundial de vacunaciones iniciada por la OMS en 1967. Estados Unidos y otros países tienen almacenadas grandes cantidades de vacunas en previsión de brotes, tanto naturales como procedentes del terrorismo bacteriológico. Entre las compañías implicadas en la fabricación de vacunas se encuentran Sanofi Pasteur, la sección de vacunas de Sanofi-Aventis y la danesa Bavarian Nordic.

La actual reserva mundial de vacunas contra la enfermedad es de alrededor de 2,5 millones de dosis, todas ellas almacenadas en Ginebra, sede de la OMS. La reserva mundial fue creada a propuesta del Comité Especial de la OMS sobre Ortopoxvirosis (el virus de la enfermedad), que también recomendó en 2004 que la reserva aumentase a un mínimo de cinco millones de dosis de vacunas y que los países que poseen sus propias existencias --se calcula que llegan hasta los 200 millones de dosis-- destinen sus vacunas a las reservas de la OMS.

En los últimos años, los Estados miembros de la OMS han manifestado su renovado temor a la posibilidad de que rebrote la viruela. Aunque los accidentes de laboratorio siguen siendo una posible fuente, el mayor temor se debe a la posibilidad de que se libere intencionadamente el virus de la viruela en una acción terrorista. Las consecuencias sanitarias de un hecho así serían especialmente graves por varios motivos.

Como la mayoría de los países no han sufrido viruela endémica durante varias décadas, la escasa familiaridad con los signos y síntomas de la enfermedad aumenta la probabilidad de que los casos no se detecten tempranamente. El largo periodo de incubación y la naturaleza contagiosa de la viruela facilitan su rápida propagación internacional.

La inmunidad poblacional conseguida tras la vacunación masiva en la era de la erradicación ha disminuido, haciendo que la mayor parte de la población mundial sea vulnerable. El mayor temor es que, en ausencia de capacidad mundial para atajar rápidamente un brote, se restablezca el carácter endémico de la viruela y se malogre uno de los grandes éxitos de la salud pública. Todas estas preocupaciones han llevado a considerar medidas racionales para incrementar la preparación mundial para responder a una situación de emergencia causada por la viruela.

VACUNAS COMPARTIDAS

Durante la reunión que celebró en Ginebra del 31 de agosto al 1 de septiembre de 2004, el Comité Especial de la OMS sobre Ortopoxvirosis examinó las propuesta de creación de una reserva mundial de vacuna antivariólica.

La propuesta, según el informe, se basa en el principio de compartir suministros y recursos durante las emergencias epidémicas y reconoce el liderazgo de la OMS en la realización directa de intervenciones en las zonas afectadas, a través de sus actividades reforzadas de alerta y respuesta ante epidemias.

El Comité observó que esa reserva de vacuna sería una forma racional de reforzar la capacidad de respuesta internacional, dado que la mayoría de los países no estarían en condiciones de crear y mantener sus propias reservas de vacuna antivariólica. El hecho de disponer de esa reserva también podría servir como elemento de disuasión general del uso del virus de la viruela en atentados biológicos.

Por ello, señaló la necesidad de aumentar la reserva existente actualmente en Ginebra a un mínimo de cinco millones de dosis de vacunas liofilizadas, derivadas de la linfa o de cultivos celulares. Además, propuso a los países que poseen existencias, que ascienden a 200 millones de dosis como mínimo, que destinen las vacunas a las reservas de la OMS.